Al mismo tiempo que se pone de manifiesto el quiebre entre las dos principales ramas de las Fuerzas Armadas de México, también se vuelve más evidente la predilección del gobierno estadounidense por la Secretaría de Marina
Al mismo tiempo que se pone de manifiesto el quiebre entre las dos principales ramas de las Fuerzas Armadas de México, también se vuelve más evidente la predilección del gobierno estadounidense por la Secretaría de Marina (Semar), hecho que ha pasado de ser una mera hipótesis basada en una pieza de información diplomática, a una realidad apoyada por la evidencia.
De acuerdo con una investigación realizada por el proyecto Mexico Violence, de 2000 a 2019, el gobierno de Estados Unidos gastó 144 millones de dólares en entrenamientos para las fuerzas armadas mexicanas (Sedena y Semar), la policía federal y otras agencias de seguridad.
A partir de información del Departamento de Estado presentada al Congreso estadounidense, los investigadores clasificaron el tipo de entrenamiento y el beneficiario de este.
Y descubrieron que la Semar fue la principal beneficiaria, al ser el socio preferido de los Estados Unidos para operativos de alto nivel a partir de 2011, fecha que coincide con la explosión de la violencia relacionada con el crimen organizado en México, así como con la firma de la Iniciativa Mérida.
Fue en ese periodo que incrementó notablemente el número de efectivos de seguridad mexicanos entrenados por Estados Unidos.
Concentrando cerca de la mitad del gasto total y con casi el 60 por ciento de los estudiantes, la Secretaría de Marina fue el principal beneficiario. De ese total de estudiantes, destaca el reporte, un número considerable recibió entrenamiento táctico y operativo.
Previo a la Iniciativa Mérida, la Semar ya era igualmente el principal beneficiario, pues de 2000 a 2007, casi seis veces más estudiantes de la Semar que la Sedena recibieron entrenamiento táctico u operativo de parte de Estados Unidos.
Este hecho cobra mayor relevancia cuando se toma en cuenta que la Secretaría de Marina registra una fuerza efectiva mucho menor que la de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y así ha sido históricamente.
Esta predilección desde las agencias de seguridad de Estados Unidos por la Marina Armada de México,
evidenciada en un cable diplomático filtrado por WikiLeaks en marzo de 2011, ha quedado manifiesta también en operaciones prioritarias como en la detención final de El Chapo Guzmán, en enero de 2016.
Y la neutralización en febrero de 2017, de Francisco Patrón Sánchez, el H-2, quien, cabe señalar, habría sido protegido por el entonces secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, de acuerdo con la justicia estadounidense.
Ese contexto explicaría el trato diferenciado, desde Palacio Nacional, a la Sedena y a la Semar.
Ahora, la pregunta es ¿quién entrará al rescate de los marinos?