El segundo mandato de Donald Trump trae cambios significativos en la política migratoria, eliminando CBP One y reactivando “Quédate en México”, lo que genera tensión en el gobierno de Sheinbaum. En este contexto, Sergio Salomón asume el liderazgo del INM, enfrentando retos ante la preferencia de Trump por Francisco Garduño.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia por segunda vez, la política migratoria de Estados Unidos dio un giro radical. La cancelación de CBP One y la promesa de reactivar “Quédate en México” son medidas que impactan directamente a los migrantes y ponen a prueba las relaciones diplomáticas con México. Desde el primer día, las funcionalidades de CBP One dejaron de estar disponibles, dejando a miles de migrantes en una situación de vulnerabilidad.
El gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta un desafío importante con estas nuevas políticas. En este escenario, Sergio Salomón asume el liderazgo del Instituto Nacional de Migración (INM) en un momento crucial. La preferencia del equipo de Trump por Francisco Garduño, conocido por su enfoque duro, genera tensión en el gabinete de Sheinbaum, que apuesta por una política migratoria más humanitaria.
Francisco Garduño ha sido clave en la reducción del flujo de migrantes hacia Estados Unidos, implementando deportaciones dentro de México y evitando que las caravanas lleguen a la frontera. Su relación con Tom Homan, el “zar de la frontera” de Trump, refuerza su posición como una figura preferida por la administración estadounidense.
Aunque Sergio Salomón había contemplado que Garduño permaneciera en el INM durante un período de transición, la posibilidad de que Garduño asuma un nuevo rol en el gobierno o en una embajada plantea un futuro incierto para Salomón. Con una política migratoria en constante cambio, el nuevo liderazgo del INM enfrenta el reto de equilibrar las demandas de Estados Unidos con las necesidades de los migrantes y la soberanía de México.