Primer gran choque entre Rosario Orozco y Claudia Rivera rumbo al Senado y la gubernatura de Puebla.
El tablero político de Morena en Puebla se sigue moviendo y dejando en claro que la unidad dentro del partido es un espejismo. Dos figuras clave han protagonizado un encontronazo mediático que pone sobre la mesa las disputas internas de cara a los próximos procesos electorales: Rosario Orozco, viuda del exgobernador Miguel Barbosa, y Claudia Rivera Vivanco, exalcaldesa de Puebla capital. Ambas con la mira en el Senado en 2027 y, a más largo plazo, en la gubernatura del estado, que por reforma legal deberá ser ocupada en alternancia de género a partir de 2036. En otras palabras, Puebla tendrá una gobernadora sí o sí en ese año.
El choque mediático: ¿estrategia política o vendetta personal?
Ambas políticas saben que sólo una podrá llegar a la candidatura y que cuentan con los respaldos suficientes para dar la batalla. Tienen estructuras, operadores y grupos políticos que las impulsan, por lo que sus ataques no son simples cruces de declaraciones, sino parte de una estrategia para posicionarse. Pero el conflicto también tiene tintes de venganza.
El episodio más reciente ocurrió cuando Claudia Rivera impartió una conferencia sobre género en la Escuela Libre de Derecho de Puebla. Ahí, recordó que cuando fue alcaldesa, el entonces gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta intentó imponerle un mando en seguridad pública, con perfiles que, según sus palabras, eran inaceptables por estar señalados de corrupción. También reveló que el exmandatario le dijo: “No se le dice que NO a un gobernador”, lo que derivó en un rompimiento total entre ella y el gobierno estatal.
A partir de ese momento, Rivera Vivanco enfrentó una ofensiva política que, se sabe en las cloacas del poder, incluyó el uso del aparato del estado para debilitarla. La estrategia no sólo afectó su imagen pública, sino que también favoreció a su entonces rival en la contienda municipal, el panista Eduardo Rivera Pérez, a quien Barbosa presuntamente rescató de la inhabilitación y apoyó con el fin de colocar a un aliado en la alcaldía.
La respuesta de Rosario Orozco: minimizar la violencia política de género
Rosario Orozco no tardó en responder. Cuestionó que Claudia Rivera base su discurso político en la violencia política de género que sufrió y sugirió que la exalcaldesa se victimiza en exceso. Sin embargo, Orozco omitió un detalle importante: muchos medios de comunicación aliados al barbosismo atacaron a Rivera Vivanco con comentarios sobre su físico y su “incapacidad de gobernar por ser mujer”, lo que refuerza que sí fue víctima de violencia política de género.
Esa estrategia tuvo un efecto doble. Por un lado, desgastó la imagen de la exalcaldesa y le costó la reelección, pero también la hizo más conocida no solo el Puebla capital sino en todo el estado, lo que la coloca como una figura fuerte para contender por el Senado y eventualmente por la gubernatura. Por aquello de “ninguna publicidad es mala”, CRV gana en reconocimiento de la gente, pero no la intención de voto; pero por su puesto, en su equipo saben que es algo que algunos años de trabajo en San Lázaro pueden remediar.
Por su parte, la diputada “Chayito”, cuenta con una extensa pero velada red de apoyos que tejió junto con su difunto marido por años. Luis Miguel sabía moverse como pez en el agua en la esfera nacional y siempre de la mano de su esposa, por lo que sería injusto decir que “heredó” el apoyo, pues ella misma lo ayudó a construir. Sin embargo, deberá luchar contra el mismo mal que Rivera Vivanco: el estigma de su apellido.
¿Qué hay detrás de los apoyos políticos?
El enfrentamiento entre Orozco y Rivera Vivanco es sólo una muestra de la fractura dentro de Morena. Con el partido en el poder, los grupos internos han dejado de lado la “unidad por la Cuarta Transformación” y ahora luchan entre sí para colocar a sus cuadros en 2027, 2030 y 2036.
El futuro político de Puebla tiene un elemento clave: la reforma que establece la alternancia de género en la gubernatura. A partir de 2036, el estado deberá ser gobernado por una mujer en cada ciclo de alternancia. Esto significa que cualquier política con aspiraciones debe empezar a posicionarse desde ahora.