Sin duda, AMLO quisiera que la UNAM, a la que tanto critica hoy, se convirtiera en una aletargada institución educativa como lo es ahora la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Es lamentable, deplorable, ver al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hundirse cada mañana en el fango de la diatriba personal que tiene un sesgado mantra: “Yo estoy bien, todos los demás están mal”.
Ahora le tocó el turno a la UNAM, a su Alma Mater, a la que acusó de “individualista” y “neoliberal”, la que dice que ya perdió su esencia de formación de cuadros, de profesionales para servir al pueblo.
Antes que crucificar a la Máxima Casa de Estudios de nuestro país, en la que con tantas dificultades el mismo presidente estudió y donde se graduaron más de la mitad de los integrantes de su gabinete, valdría la pena valorar en qué quedó el proyecto de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Estamos hablando de la universidad creada por decreto del 26 de abril del 2001, cuando López Obrador (AMLO) era jefe de gobierno.
Desde su fundación, las acusaciones son de que la Universidad Autónoma de la Ciudad de México es el nido de la extrema izquierda, donde los maestros son “becarios ideológicos” del movimiento de la Cuarta Transformación.
Por sus pasillos se paseó, por ejemplo, Massimo Modonesi, el expatriado italiano instalado como el mentor del ala más radical del lopezobradorismo.
Pero más allá de lo político y de lo ideológico, la universidad patrocinada en su momento por el ahora presidente está convertida en un mar de documentada corrupción.
Las anomalías incluyen obras congeladas, proyectos aprobados y con presupuesto que nunca se hicieron, contratos que fueron inflados y obras de cascarón.
El actual rector, Galdino Morán, pidió revisar las obras de infraestructura de la universidad lopezobradorista, las que se ejecutaron entre 2014 y 2018.
Son denuncias que incluyen el mal manejo de al menos 300 millones de pesos de la federación en 29 contratos que exhiben retrasos en la entrega, aumento de precios, obras sin contrato y favoritismo a empresas privilegiadas.
Pero eso no es nuevo. Desde el 2007, la Auditoría Superior de la Federación documentó y denunció contratos de obras irregularidades en las obras de sus campus del Plantel San Lorenzo Tezonco, el Plantel del Valle o el Plantel Centro Histórico.
Pero de eso no se preocupa el inquilino de Palacio Nacional. Claudia Sheinbaum, su favorita para la candidatura presidencial de Morena en 2024, no lo va a descobijar, no lo va a traicionar.
Ninguna de las denuncias avanzará, porque será escupir para arriba contra el proyecto de Morena y de la Cuarta Transformación.
La crisis política y el deterioro institucional de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México es digna de una profunda investigación para detectar el manejo de los fondos que sostienen a 18 mil estudiantes, con 900 profesores-investigadores, 300 profesores de planta y 900 trabajadores administrativos.
Pero el presidente López Obrador (AMLO) está muy ocupado en ver la paja en el ojo ajeno de la UNAM, negándose a ver la viga en el propio de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Hágase la crítica severa en los bueyes de mi compadre.
Sin duda, el mandatario quisiera que la UNAM, a la que tanto critica hoy, se convirtiera en una aletargada institución educativa como lo es ahora la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Una universidad que -salvo honrosas excepciones, como él mismo diría- gradúa generaciones de profesionales mediocres que solo engrosan las filas de esa juventud frustrada, que por lo pobre de su educación no tienen cómo sacarle provecho a un devaluado título profesional.
El Puma está herido. Las criticas presidenciales a la UNAM vuelven a exhibir al López Obrador (AMLO) que habla desde su personal frustración, desde su particular resentimiento, desde su visión dolosa y primitiva.
Reto: ¿podríamos invitar a una Mañanera a 10 exitosos egresados de la UNAM y a 10 exitosos egresados de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México -graduados todos en los últimos 10 años- para saber de lo que estamos hablando?