En Puebla,una de las primeras grandes batallas legislativas que librará la nueva Legislatura del Congreso Local podría ser la cancelación del contrato de concesión con la empresa Agua de Puebla para todos. Las quejas sobre el mal servicio son numerosas, y muchos ya están frotándose las manos pensando en quién será el próximo jugador que controle el recurso hídrico.
Entre los nombres que figuran en esta controversia se encuentran gigantes como Heineken, Bonafont (Grupo Danone), Nestlé Water, Dr. Pepper/Peñafiel, y Embotelladora Agua de México. Estos grupos han monopolizado la explotación de más de 5.4 millones de metros cúbicos de agua, destinados principalmente a la producción de cerveza, refrescos y agua embotellada. ¿Cómo afecta esto a los ciudadanos comunes? Mientras estos conglomerados se benefician, la población enfrenta escasez y altos precios por el mal servicio de agua en Puebla.
La Conagua ha concedido títulos que permiten a estas multinacionales operar en algunas de las zonas más pobres del estado. Los movimientos campesinos en municipios como Rafael Lara Grajales o Juan C. Bonilla no han tardado en manifestarse. Las comunidades, prometidas con un “desarrollo” que nunca llegó, ahora ven sus recursos agotados mientras grandes empresas extraen el agua para productos de exportación.
Puebla, con altos índices de pobreza y problemas de distribución de agua, se encuentra en el centro de una posible reconfiguración política y económica. El control del agua no solo afecta a las comunidades locales, sino que también es un barómetro del poder político en la región. ¿Será que el próximo Congreso tendrá las manos libres para reescribir las reglas del juego, o veremos más de lo mismo?
