Néstor Camarillo: Olvera era del PAN, no del PRI.
A menos de cinco días de la elección extraordinaria en Chignahuapan, el candidato del PRI a la presidencia municipal, Mario Luis Olvera Cortés, anunció su declinación a favor del abanderado de Morena, Juan Rivera Trejo. La decisión no solo sacude la contienda, sino que expone una vez más la crisis interna del PRI en Puebla: primero prestan el nombre, luego se deslindan.
Durante una entrevista con C3 Noticias de Zacatlán, Olvera Cortés afirmó que su retiro de la contienda no fue una decisión personal aislada, sino una resolución que “de antemano” ya sabía que debía tomar, sugiriendo que su candidatura fue una negociación desde el principio. Además, denunció que él y su familia fueron víctimas de amenazas, lo que justificó su salida de la competencia electoral. Sin embargo, no todos en su equipo estaban de acuerdo con la declinación.
“Vamos a ser muy leales al gobierno del estado” dice Mario Luis Olvera Cortés, candidato del @PRIdePUEBLA a la presidencia municipal de #Chignahuapan, al declinar a favor del morenista @JuanRiveraTrej1, durante una entrevista con C3 Noticias.
Dice que él y su familia fueron… pic.twitter.com/JkjQ5aIeBT
— Moviendo Ideas (@moviendoideas) March 19, 2025
Pero si el PRI había arropado a este candidato hasta hace unos días, ahora se desmarca con un comunicado en el que dice que él no era priista de origen, sino una candidatura “adoptada” del PAN. En el documento, el Comité Directivo Estatal (CDE) afirma:
“Nos deslindamos de las declaraciones emitidas por el candidato en el municipio de Chignahuapan, Mario Luis Olvera Cortés, en las que se suma al proyecto de Morena. En el marco de la construcción de una alianza de facto, acordada con nuestros liderazgos en Chignahuapan, el PRI adoptó esta candidatura, la cual fue encabezada por un perfil del Partido Acción Nacional (PAN). Lamentamos estos dichos expresados a título personal, que en nada representan a nuestro partido, el cual bajo ninguna circunstancia apoyará las candidaturas del oficialismo”.
El PRI se lava las manos. Pero la pregunta es: ¿a quién deja usar su nombre? Este no es el primer escándalo donde la dirigencia estatal termina desligándose de alguien a quien le permitió competir con su imagen y colores. Apenas hace unos meses, su dirigente municipal en Zacatlán estuvo envuelto en un presuanto caso un fraude, y el partido tuvo que marcar distancia, como si no fuera su responsabilidad filtrar a sus posiciones.
Néstor Camarillo, el dirigente estatal del PRI, publicó en redes sociales: “Lamentamos la decisión de Mario Olvera de declinar, una acción unilateral que no fue consultada ni cuenta con el respaldo del partido. En un acuerdo de facto, postulamos por el PRI a un candidato del PAN, y su postura contradice la alianza construida para ganar. Seguimos firmes en nuestro compromiso con la ciudadanía”.
Lamentamos la decisión de Mario Olvera de declinar, una acción unilateral que no fue consultada ni cuenta con el respaldo del partido. En un acuerdo de facto, postulamos por el PRI a un candidato del PAN, y su postura contradice la alianza construida para ganar. Seguimos firmes… https://t.co/rgANXIKUPV
— Néstor Camarillo (@NestorCamarillo) March 19, 2025
Con la renuncia de Olvera Cortés, el PRI se queda sin fuerza en Chignahuapan, y la elección del 23 de marzo será una batalla entre Morena y Movimiento Ciudadano. Juan Rivera Trejo, alias “Juan del Diablo”, ha competido dos veces sin éxito y busca una tercera oportunidad, ahora con el respaldo total del oficialismo. Del otro lado, Yasmín Medina Carrasco, candidata de MC, intentará aprovechar la estructura de su excompañero Juan Lira Maldonado, alias “El Moco”, para dar la sorpresa en las urnas.
Morena va en coalición con FxM y Nueva Alianza, mientras que Movimiento Ciudadano apuesta por una estrategia de último minuto para capitalizar el vacío dejado por el PRI. El 23 de marzo, Chignahuapan definirá su futuro político en una elección extraordinaria que, más que corregir el proceso anterior, solo ha confirmado lo de siempre: las negociaciones en lo oscuro y la simulación de partidos que prestan su imagen, pero no controlan a sus cuadros.