La delgada línea entre el Estado laico y el respaldo a instituciones religiosas volvió a ser difusa en Izúcar de Matamoros, donde el alcalde Eliseo Morales Rosales, electo por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), realizó la donación de un automóvil a la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán. El acto no pasó desapercibido: el auto fue entregado con un moño verde en la parte delantera, color representativo del partido que lo llevó al poder.
La entrega del vehículo se llevó a cabo al finalizar la cantamisa del neopresbítero Manuel Gregorio Anaya Balbuena. Durante el evento, el párroco José Santiago Álvarez Cabrera bendijo el automóvil ante la comunidad eclesiástica y anunció que la parroquia lo rifaría para recaudar fondos destinados a la remodelación del templo.
La donación de un bien material a una iglesia por parte de una autoridad pública pone en la mesa una discusión fundamental sobre la neutralidad del Estado en materia religiosa. El artículo 130 de la Constitución Mexicana establece entre otras cosas que “Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político.”
Esta no es la primera ocasión en que el alcalde de Izúcar de Matamoros realiza una acción similar. El 12 de diciembre de 2024, Morales Rosales entregó otro automóvil a la Iglesia de Santa María La Asunción, también con el propósito de ser rifado para obtener recursos en favor del templo. En aquel momento, el auto fue bendecido por el párroco Manuel Moreno Ramírez.
El patrón de donaciones eclesiásticas del edil sugiere que no se trata de un hecho aislado, sino de una estrategia de respaldo a la comunidad religiosa, lo que podría interpretarse como una concesión indebida a la Iglesia.
El hecho ha generado diversas reacciones. Mientras algunos ciudadanos y feligreses aplauden la acción del alcalde y aseguran que los templos son “parte de la cultura y tradiciones de Izúcar de Matamoros”, otros han cuestionado la legitimidad del acto. “No es cuestión de si la Iglesia necesita apoyo o no, es cuestión de que un gobierno municipal debe ser imparcial. Hay prioridades que requieren financiamiento, como la infraestructura pública”, señaló un ciudadano en redes sociales.