Desde hace 72 horas, el Palacio Legislativo de San Lázaro se ha convertido en el sitio más vigilado de México, a punto de albergar la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como presidenta. A medida que se acerca el evento, las medidas de seguridad se han intensificado, creando un ambiente casi de búnker.
Desde el fin de semana, el Ejército mexicano ha desplegado kilómetros de vallas metálicas y ha cerrado calles adyacentes al recinto legislativo. La seguridad incluye un estricto control de acceso para los 128 senadores y 500 diputados, quienes no podrán ingresar con sus vehículos particulares. En su lugar, serán transportados en camiones a los accesos designados.
Además de los vehículos de las Fuerzas Armadas, solo los autos de los 930 invitados que asistirán al evento tendrán acceso. Cada vehículo será revisado por binomios caninos y solo podrán ingresar quienes presenten las credenciales entregadas una semana antes. Algunos invitados han llegado desde la tarde del lunes para asegurarse un lugar en el recinto.
Los equipos de seguridad de los mandatarios invitados también están en el lugar, revisando los protocolos. Un ejemplo destacado es la visita del servicio secreto de Estados Unidos, que inspeccionó la zona para asegurar la protección de Jill Biden, esposa del presidente Joe Biden.
El cerco metálico alrededor de la Cámara de Diputados se ha expandido más de un kilómetro en las últimas horas. La avenida Congreso de la Unión, desde avenida del Talle hasta el Eje 1 Norte, experimenta un cierre de 2.7 kilómetros. Las vialidades afectadas incluyen Eduardo Molina, Emiliano Zapata, Diagonal Zaragoza, y otras, creando una serie de bloqueos significativos.
La toma de protesta de Claudia Sheinbaum no solo marcará un cambio en la administración, sino que también se llevará a cabo bajo un marco de seguridad excepcional, reflejando la relevancia del evento en el contexto político del país.
Vía Latinus
