En un episodio que pone en jaque la credibilidad legislativa, Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, denunció que los diputados de Morena eliminaron de la Constitución reformas que ellos mismos habían aprobado semanas antes, debido a que, según sus palabras, “no leen lo que votan”. El suceso ocurrió durante la votación para la eliminación de los órganos autónomos, donde los legisladores de Morena inadvertidamente revocaron la reforma de Supremacía Constitucional, el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena y modificaciones a la Ley Ferroviaria.
La confusión surgió porque Morena utilizó un dictamen basado en la Constitución vigente hasta febrero de 2024, ignorando las reformas recientes aprobadas en la LXV Legislatura. El PRI y el PAN advirtieron de los errores, pero Morena siguió adelante, según Moreira.
Tras percatarse del desliz, Morena intentó subsanarlo mediante correcciones de estilo y una fe de erratas, un mecanismo cuestionado jurídicamente. “No puedes cambiar una reforma con una fe de erratas. Esto es una burla”, enfatizó Moreira, advirtiendo que tal acción podría derivar en amparos.
El PRI y el PAN exigieron que el error sea enviado al Senado para su corrección formal y posterior devolución a la Cámara de Diputados. “Que pasen el ridículo allá y luego lo arreglen acá”, ironizó Moreira. La situación plantea una pregunta fundamental: ¿quién está realmente legislando en México? Ni los legisladores ni sus asesores parecen haber revisado adecuadamente los textos.
