El hallazgo de 63 casquillos en la escena del crimen donde fue ejecutada Adela Guadalupe, presidenta del DIF municipal de Calpan, refuerza la versión de que se trató de un ataque directo y no de un intento de robo como circuló en primera versiones. Los hechos ocurrieron el 3 de septiembre en la autopista México-Puebla
Fernando Castellanos, esposo de la fallecida y alcalde de Calpan, fue citado a declarar. Aunque no se han emitido acusaciones formales contra él. En el sitio se encontraron casquillos de distintos calibres, lo que podría sugerir un ataque coordinado, aunque el fiscal Gilberto Higuera Bernal ha sido cuidadoso en no confirmar ninguna línea específica de investigación.
Las hipótesis sobre los móviles del asesinato van desde un posible crimen de género, hasta una posible implicación en tramas más profundas vinculadas al poder político local. Según la fiscal de investigación especializada en delitos de violencia de género, Margarita Garcidueñas Cuellar, no se descarta ninguna posibilidad, y las cámaras de videovigilancia en San Martín Texmelucan y otros puntos estratégicos ya están siendo revisadas para obtener pistas. Sin embargo, hasta ahora, los avances parecen escasos y no hay detenidos.
Fuentes cercanas al caso señalan que la relación entre Adela Guadalupe y Fernando Castellanos había sido complicada en los últimos meses, aunque no se ha confirmado oficialmente ningún antecedente de violencia familiar, pero de manera extraoficial se sabe que se encontraban separados y que al menos ella ya había recibido amenazas.
