En un contexto donde el monstruo guinda de Morena se ha apoderado del estado y del país, Roxana Luna no se rinde. Ayer, la perredista lideró una marcha en San Pedro Cholula para protestar contra la resolución del tribunal electoral que otorgó la victoria a la morenista Tonantzin Fernández. La estrategia de Roxana es clara: seguir haciendo ruido hasta que ya no se pueda.
Tonantzin, por su parte, tiene dos opciones: negociar con Roxana para silenciar su reclamo con espacios en la administración, o darle un manotazo para intentar callarla. Sin importar la ruta que elija Tonantzin, Roxana tiene mucho que ganar. Si recibe posiciones, se mantendrá vigente con miras al 2027. Si enfrenta represión, su imagen como la indomable opositora crecerá, convirtiéndola en una figura atractiva para los desencantados de la 4T.
Sin embargo, el camino no es fácil. La marcha de Roxana no salió como esperaba. El líder del Partido Verde en Puebla, Jimmi Natale, respaldó públicamente a Tonantzin, y los medios se centraron en el caos vial y los supuestos acarreados, y hoy varias plumas a sueldo se le fueron a la yugular a la representante del PRD. Tonantzin aprovechó el espacio para acusar a Roxana de orquestar una campaña de odio, responsabilizándola de cualquier incidente futuro. Incluso la dirigente estatal del PAN, Augusta Díaz, metió la pata al confundir a Roxana con su opositora durante la marcha.
Pese a estos contratiempos, Roxana no se detiene. Exige celeridad a los magistrados electorales para resolver las impugnaciones presentadas contra Tonantzin, que incluyen denuncias por la entrega de calentadores solares y irregularidades en actas de votación.
Y como dicen que no existe la publicidad mala, Luna Porquillo empezó a construir su imagen de candidata de oposición desde el día que el Tribunal resolvió a favor de Fernández. Cada acción, cada marcha, cada palabra, suman y la consolidan más como una figura clave para hacer frente a la 4T en Puebla. Faltan solo 3 años para el 2027 y sabe que una campaña exitosa se empieza temprano.
