Javier Aquino Limón, actual secretario de Gobernación del estado de Puebla, ha comentado en mesas privadas sus claras sus intenciones de repetir su cargo en la próxima administración. Sabe que su operación fue una pieza fundamental en la maquinaria política de Morena y espera que esa sea su principal carta de recomendación.
Sus incondicionales comentan en las mesas de café y en los “corillos” políticos que a su jefe se la deben, pues durante la elección interna de Morena, donde se eligió al candidato para la gubernatura, Aquino fue fundamental para que AA se impusiera frente a Mier.
Y además, en la campaña constitucional que llevó a Armenta a la victoria, el secretario movió sus poderosos hilos y sumó bastante al resultado apabullante de la coalición Sigamos Haciendo Historia. Y, a pesar de tener aspiraciones personales, prefirió no buscar una diputación ni alzar la mano para uno de esos puestos que de antemano ya eran seguros para el guinda, optando por abrir el camino a figuras necesarias para evitar la fractura del partido; un sacrificio que sabía tendría su valor a estas fechas.
En los pasillos de Casa Aguayo, el murmullo de su posible continuidad en el cargo ha ido ganando fuerza. Pero dentro del primer círculo de confianza de Alejandro Armenta, la idea de que Aquino Limón repita como secretario de Gobernación es agridulce, algunos lo aplauden, otros tanto lo miran con recelo.
Recientemente, Aquino Limón ha sido nombrado por Sergio Salomón como el encargado de llevar a cabo la transición entre su administración saliente y la entrante de Alejandro Armenta Mier, quien asumirá el cargo el próximo 14 de diciembre. Esta responsabilidad le da la oportunidad de susurrar al oído de ambos líderes no solo su capacidad operativa, sino su lealtad; en sus manos no es solo un trámite administrativo, es el preludio de su futuro político.
