Hoy, los perfiles más cercanos al barbarismo han salido casi al unísono a dar un mensaje velado: desean ser tomados en cuenta.
Julio Huerta, diputado local electo y primo del fallecido gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, no se descarta como presidente de la bancada de Morena en el Congreso de Puebla. Aunque asegura no estar buscando la posición y en lo amistoso avala el perfil de Laura Artemisa, no pronunció su respaldo hacia ella para ser la próxima coordinadora de su bancada.
Huerta se ha esforzado por comunicar que pertenece a una nueva generación de políticos, desmarcándose de su parentesco con Barbosa. Sin embargo, en algunos grupos de Morena aún se cuestiona su relevancia en el movimiento poblano sin la sombra de su primo.
Aunque por ahora indica que solo han tenido diálogos para el trabajo legislativo que tendrán, dice que ya llegará el momento de poner sobre la mesa quién liderará la bancada en el Congreso. Hasta ahora, ni se apunta ni se descarta de manera pública. En su círculo cercano, se sabe que busca la posición, pero como en boca cerrada no entran moscas, está afianzando sus alianzas antes de pronunciar sus intenciones.
Por otro lado, la única orgullosa barbosista sobreviviente, Doña Rosario Orozco, su viuda, salió en nado sincronizado a dar su propio golpe. Con declaraciones incendiarias, ha pedido al secretario de la Función Pública que se investigue qué pasó con los 6,800 millones de pesos destinados a las pensiones del ISSSTEP, que se encontraban en un broker financiero. También aprovechó para dar un “raspón” a un antiguo aliado, pidiendo se investigue el paradero de las reliquias del vaticano que el gobierno poblano tuvo a consigna para la Exposición ‘Descubriendo el Vaticano’ y que ahora se encuentran “extraviadas”.
Los barbosistas relegados salieron el mismo día a que sus nombres estuvieran en los titulares. Coincidencia o no, es un mensaje claro: no están siendo tomados en cuenta para cargos relevantes en la siguiente administración y buscan acuerdos. Sus declaraciones son un recordatorio de que con hueso, el perro no habla ni muerde, pero que bien baila.