En 2018 vivimos una de las elecciones más violentas de la historia. Robos de urnas, disparos, quema de casillas y agresiones marcaron el domingo primero de julio de ese año. A seis años de distancia el panorama que se prevé es igual o peor aún.
De acuerdo con la consultoría Integralia, (que se encarga de analizar temas de riesgo político, económicos, legislativos, regulatorios y sociales), el crimen organizado intervendrá, como nunca antes, en las elecciones locales de este año por tres razones. La primera es que existe una gran cantidad de grupos criminales en conflicto. La segunda es que cada vez se amplían los mercados ilícitos y la tercera es que existe la mayor cantidad en la historia de presidencias municipales en disputa.
De acuerdo con Data Cívica, las víctimas de violencia político electoral aumentaron 235.7% de 2018 a 2023. En lo que va de 2024, se han contabilizado 32 víctimas, de las cuales 7 son aspirantes asesinados.
Y las entidades con el riesgo más alto son: Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco, Chiapas y Morelos. En lo que respecta a Puebla, se ubica entre los estados con un riesgo medio.
Si medimos lo que se vivió hace un sexenio, el escenario puede ser similar. Puebla se estaría enfrentando a la intervención de los grupos criminales que tienen muchas maneras de incidir, no sólo se trata de asesinatos, agresiones y amenazas contra funcionarios públicos y aspirantes. También pueden operar financiando las campañas o imponiendo candidatos, además pueden movilizar, inhibir el voto o alterarlo.