“Amo mi trabajo, pero amo más a mi país”, dice el presidente al pasar el testigo a su vicepresidenta en la convención demócrata
Un emocionado Joe Biden hizo de tripas corazón este lunes para dar todo su apoyo a Kamala Harris para sucederle en la presidencia de Estados Unidos. Hace un mes, Biden aún peleaba por ser él mismo el candidato demócrata a la reelección. Tras tirar la toalla en un ejercicio de realismo ante las presiones del partido y de la opinión pública, Biden se vuelca ahora en evitar que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca. Pidió el voto a Kamala Harris para “preservar la democracia”. El presidente recibió todo el cariño del partido, con una audiencia más entregada que nunca, en un discurso que sirvió de agridulce despedida y de testamento político. “América, te di lo mejor de mí. He cometido un montón de errores en mi carrera, pero os di lo mejor de mí”, afirmó el presidente.
Tras ser presentado por su hija, Biden tardó casi cinco minutos en poder empezar su intervención, pues se lo impedían los aplausos y los cánticos de los asistentes: “Te queremos, Joe”, “Gracias, Joe”, coreaban los miles de delegados e invitados que abarrotaban el United Center de Chicago, donde se celebra la convención. Ese agradecimiento tiene doble lectura: por su medio siglo de entrega, sí, pero también por su retirada.
La comunión entre el presidente y los delegados sirve de sutura emocional para la herida abierta con su renuncia. “Verán, ha sido el honor de mi vida servir como vuestro presidente. Amo el trabajo, pero amo más a mi país”, dijo Biden. “Y todo eso de que estoy enfadado con toda esa gente que dijo que debería dimitir no es cierto”, aseguró. “He sido demasiado joven para estar en el Senado porque aún no tenía 30 años, y demasiado viejo para seguir como presidente. Pero espero que sepan lo agradecido que estoy a todos ustedes”, dijo en otro momento.
Que Biden pase el testigo a su vicepresidenta, con la que tiene sintonía y complicidad, también facilita las cosas. “Elegir a Kamala Harris fue la primera decisión que tomé cuando me convertí en nuestro nominado y fue la mejor decisión que he tomado en toda mi carrera”, dijo Biden. “Es dura, tiene experiencia y una integridad enorme”, la elogió. “Su historia representa la mejor historia estadounidense”. Luego, en un guiño a su propia carrera que hizo a la gente sonreír, añadió: “Y como muchos de nuestros mejores presidentes, también ha sido vicepresidenta”.
Su intervención repasó los logros de su mandato y avaló a Harris como receptora de su legado, pero también estuvo dedicada a advertir de la amenaza existencial que ve en una posible vuelta de Trump. “Salvamos la democracia en 2020 y vamos a salvarla otra vez en 2024″, dijo el presidente. “¿Estáis preparados para votar por la libertad? ¿Estáis preparados para votar por la democracia y por Estados Unidos? Dejadme preguntaros: ¿estáis preparados para elegir a Kamala Harris y Tim Walz?”, había iniciado su intervención.
Declaró su amor por EE UU y lo contrapuso a lo que considera la actitud de Trump: “No puedes amar a tu país solo cuando ganas”, argumentó. “Donald Trump dice que somos un país en decadencia. Dice que estamos perdiendo. ¡Él es el perdedor! Está totalmente equivocado”, exclamó. “El crimen seguirá bajando cuando pongamos en la Casa Blanca a una fiscal en lugar de un delincuente convicto”, soltó en otro ataque a su rival político.
“Me presento ante ustedes en esta noche de agosto para informarles de que la democracia ha prevalecido. La democracia ha cumplido. Y ahora la democracia debe ser preservada”, dijo en referencia a la amenaza que representa en su opinión el líder republicano.
Sobre el escenario apareció un Biden enérgico, que recordaba más al que dio el discurso sobre el estado de la Unión en marzo que al que naufragó en el debate contra Trump de junio y llevó a los demócratas a cuestionar que el presidente, de 81 años, fuera capaz de derrotar de nuevo en las urnas a Trump. Habló durante unos 45 minutos, con frecuencia elevando la voz, y sin apenas titubeos.
Su intervención, en realidad, fue en gran medida una antología de alocuciones previas. A Biden le gusta repetir hasta la extenuación las frases y coletillas que considera acertadas. “Wall Street no construyó EE UU. La clase media lo hizo. Y los sindicatos construyeron la clase media”, fue una de tantas. “Donald Trump prometió una semana de infraestructuras cada semana después de cuatro años, y nunca construyó una maldita cosa”, otra. “Estamos en un punto de inflexión, en uno de esos raros momentos en la historia en que las decisiones que tomamos determinarán la suerte de nuestra nación y del mundo en las próximas décadas”, insistió, como muchas otras veces. También reiteró su idea de que se libra una “batalla por el alma de la nación”. Y otra que, cada vez que se escucha, anuncia que el discurso llega a su fin: “Somos los Estados Unidos de América y no hay nada que no podamos hacer si lo hacemos juntos”.
El presidente exhibió los logros de su presidencia, incluyendo la salida de la pandemia, la recuperación económica, la creación récord de empleo, la rebaja de los precios de los medicamentos, las inversiones en infraestructura y el impulso a las plantas de microprocesadores. También defendió su política exterior, especialmente en lo relativo a su respuesta a la guerra de Ucrania. “Putin pensó que tomaría Kiev en tres días. Tres años después, Ucrania sigue siendo libre”, afirmó. Trump, aseguró, se inclina ante Putin; “Kamala Harris nunca lo hará”. Biden también puso el acento en la necesidad de “poner fin a la guerra de Gaza” y hasta admitió que los que protestan contra ella estos días en Chicago tienen sus razones. Durante su discurso hubo un mínimo conato de protesta de algunos delegados por su apoyo a Israel.
Una audiencia entregada
Rodeado de familiares y aliados políticos, Biden recibió el cariño de una audiencia entregada en su fugaz paso por una convención en la que no es el protagonista. Aunque la mayoría de los delegados fueron elegidos en las primarias para nominarle, ahora el Partido Demócrata ha pasado a ser el partido de Kamala Harris.
La propia vicepresidenta y candidata demócrata se puso al frente de los agradecimientos con una intervención sorpresa en la primera sesión de la convención. Al ritmo de la canción Freedom, de Beyoncé, convertida en su himno de campaña, Harris se saltó el programa para aparecer en escena durante la tarde del lunes. “Esta va a ser una gran semana y quiero empezar celebrando a nuestro increíble presidente Joe Biden”, dijo. “Joe, gracias por tu liderazgo histórico, por tu vida de servicio a nuestra nación y por todo lo que sigues haciendo. Te estaremos eternamente agradecidos. Gracias, Joe”, añadió, en medio de la euforia desatada de los presentes, un par de horas antes de que interviniese el presidente. Luego, tras el discurso, acudió junto a su marido al escenario para agradecer a Biden sus palabras.
Antes, muchos de los oradores ya le habían dado las gracias al presidente. Entre ellos, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton: “Saludemos al Presidente Biden. Ha sido el defensor de la democracia en su país y en el extranjero. Ha devuelto la dignidad, la decencia y la confianza a la Casa Blanca. Y ha demostrado lo que significa ser un verdadero patriota. Gracias, Joe Biden, por toda una vida de servicio y liderazgo”, dijo.
El senador por Georgia Ralph Warnock también destacó su medio siglo de actividad pública y le definió como “un verdadero patriota que siempre pone a la gente por delante”. El presidente del sindicato United Auto Workers, Shawn Gain, que llevaba una camiseta llamando a Trump “esquirol”, recordó la histórica participación de Biden en un piquete de la huelga del motor del año pasado. Chris Coons, senador por Delaware, el Estado adoptivo de Biden, se deshizo en elogios hacia el presidente y la primera dama, con el aplauso generalizado de la audiencia, a la que arrancó gritos de “Queremos a Joe”. Jim Clyburn, congresista por Carolina del Norte, destacó que una de las mejores decisiones de Biden fue “elegir a Kamala Harris como vicepresidenta y respaldarla para sucederle”.
La primera dama también participó en la despedida. Jill Biden, que intentó levantar el ánimo del presidente tras su desastroso debate del 27 de junio contra Trump y trató de evitar que tirara la toalla, y la hija de ambos, Ashley Biden, de 43 años, expusieron el lado humano de Joe Biden para completar el homenaje. Jill dijo que se volvió a enamorar de él hace apenas unas semanas, cuando le vio “escarbar en lo más profundo de su alma y decidir no seguir buscando la reelección y apoyar a Kamala Harris”, una frase recibida con una gran ovación.
Madre e hija aprovecharon para hacer campaña por Kamala Harris y Tim Walz. La declaración de amor de Ashley emocionó al presidente, al que se le saltaron las lágrimas. Además de su mujer y su hija, también acudieron a Chicago su hijo Hunter, y seis de sus nietos.
El aire de despedida del discurso se acentuó al repetir Biden algunos de los versos de American Anthem, la canción de Gene Scheer, que citó en su toma de posesión, el 20 de enero de 2021. “Hazme saber en mi corazón cuando mis días terminen. América, América, te di lo mejor de mí”, dijo Biden, una frase que adquiere un mayor significado al final de su carrera política.
Los globos rojos, blancos y azules, los colores de la bandera de Estados Unidos, están ya sobre el techo del United Center, el pabellón de los Chicago Bulls donde se celebra la convención. Cuando caigan el jueves será para celebrar la nominación de Kamala Harris. Para entonces, Joe Biden estará en Santa Ynez, en California, a unos 3.000 kilómetros de distancia, a donde se fue esta noche a pasar unos días con su familia tras su último gran servicio al Partido Demócrata.