La Decisión de Trump de Reducir Fondos a USAID Pone en Riesgo Programas Clave en Latinoamérica y el Mundo
Washington. D. c. a 10 de marzo de 2025.- En una medida que ha sorprendido y preocupado a organizaciones de ayuda humanitaria, el gobierno del presidente Donald Trump ha cerrado más del 80% de los programas y cancelado más de 5,200 contratos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), según declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio. La decisión fue tomada después de una revisión de seis semanas de la agencia encargada de gestionar la ayuda exterior estadounidense. La suspensión de estos contratos afecta directamente a miles de proyectos de asistencia humanitaria, que beneficiaban a comunidades vulnerables en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica.
En su publicación en la red social X (anteriormente Twitter), Rubio explicó que las cancelaciones se debieron a que los programas “gastaban decenas de miles de millones de dólares de forma que no servían, e incluso en algunos casos, perjudicaban los intereses nacionales de Estados Unidos”. Agregó que la intención del gobierno es que los aproximadamente mil programas restantes se administren de manera más eficaz bajo el control directo del Departamento de Estado. Agradeció también al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por el magnate Elon Musk, por su apoyo en la implementación de esta reforma.
El Impacto en Latinoamérica
Latinoamérica, que ha sido una de las regiones más beneficiadas por los programas de USAID, enfrentará las consecuencias más duras de esta drástica reducción de fondos. En 2024, USAID distribuyó más de 44 mil millones de dólares en ayuda global, de los cuales aproximadamente 2,300 millones de dólares fueron destinados a iniciativas en América Latina. Ahora, la suspensión de estos fondos amenaza la continuidad de programas esenciales en más de 130 países, dejando a millones de personas sin la asistencia vital que hasta ahora recibían.
Uno de los países más afectados es Colombia, donde en 2024 los fondos de USAID ascendieron a casi 400 millones de dólares. Estos recursos fueron dirigidos a áreas clave como cooperación judicial, seguridad, educación, salud, y la gestión de la paz. Sin embargo, con la cancelación de los fondos, estas iniciativas podrían verse gravemente afectadas, lo que podría tener repercusiones en la estabilidad social y política de la región.
Elizabeth Dickinson, analista senior de Crisis Group para la Región Andina, destacó que la presencia de Estados Unidos como donante clave es insustituible. “Incluso si sumamos todas las contribuciones europeas en Colombia, no alcanzarían ni la mitad de la ayuda estadounidense”, señaló Dickinson. Esto subraya la magnitud de la crisis que se está gestando en la región como consecuencia de la drástica decisión de Trump.
La Crisis Migratoria: Un Efecto Colateral de la Reducción de Fondos
Uno de los programas más afectados por la reducción de fondos es el de gestión migratoria, que afecta directamente a países como Colombia, México, y otros de Centroamérica. Este recorte pone en peligro iniciativas clave de atención a migrantes y refugiados, un tema de particular relevancia para la administración Trump, que ha centrado gran parte de su política exterior en la gestión de la crisis migratoria.
Stephani López, consultora en políticas migratorias, advierte que la falta de financiamiento afectará la capacidad operativa de entidades como Migración Colombia y el programa de migrantes y refugiados del Departamento de Estado. Esto, a su vez, limita la capacidad de los países de la región para gestionar flujos migratorios masivos y prestar asistencia a quienes huyen de la violencia y la pobreza en Venezuela, Centroamérica, y otros lugares.
La política de externalización migratoria de Estados Unidos, que delegaba en países como Colombia, México y Panamá parte de la responsabilidad sobre la gestión de la migración, enfrenta ahora un panorama incierto. “El cierre de las oficinas de movilidad segura, que facilitaban permisos y visados, impone más barreras a los migrantes”, indicó López. Además, advirtió que la falta de financiamiento para programas de reintegración de retornados deja a estos migrantes en una situación aún más vulnerable, sin apoyo efectivo para su inclusión social y económica.
La Amenaza a la Protección del Medioambiente y el Desarrollo Sostenible
La reducción de fondos también tiene un impacto significativo en áreas técnicas claves como la protección del medioambiente, particularmente en países como Brasil y Perú. USAID ha sido un actor fundamental en la financiación de programas de conservación de la Amazonía y la lucha contra el narcotráfico. En Brasil, por ejemplo, la agencia firmó un acuerdo en 2015 para destinar 300 millones de dólares hasta 2030 a la preservación de este ecosistema vital. Sin embargo, la incertidumbre sobre el futuro de este financiamiento amenaza la continuidad de proyectos que no solo buscan proteger la biodiversidad, sino también mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales.
En Perú, donde USAID ha destinado grandes sumas de dinero a la lucha contra el narcotráfico y la protección de la Amazonía, las organizaciones no gubernamentales que dependen de estos fondos también enfrentan un futuro incierto. Aunque el gobierno peruano asegura que los programas de lucha contra el narcotráfico no se verán afectados, muchas ONG locales ya han recibido notificaciones de suspensión de financiamiento, lo que pone en riesgo la continuidad de sus proyectos.
La Desconexión con las Necesidades Locales
La reducción de la cooperación estadounidense no solo deja de lado las necesidades humanitarias inmediatas, sino que también pone en riesgo el desarrollo a largo plazo de muchas comunidades en América Latina. En Guatemala, el congelamiento de 275.3 millones de dólares pone en riesgo proyectos en áreas clave como la educación, la salud y los derechos de las mujeres. En Honduras, donde se habían destinado casi 100 millones de dólares en 2024, sectores como la lucha contra la corrupción y la atención a migrantes sufrirán los efectos de esta medida.
En El Salvador, a pesar de la cercanía ideológica entre la administración de Trump y el gobierno de Nayib Bukele, la retirada de fondos también pone en peligro iniciativas esenciales para el desarrollo humano, empleo, y educación. En México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha celebrado la suspensión de la ayuda, alegando que ha financiado a grupos opositores. Sin embargo, las organizaciones que apoyan a migrantes, mujeres y personas LGBT+ alertan sobre el riesgo de desaparecer sin estos recursos.
A pesar de que un juez federal bloqueó temporalmente la decisión de Trump de reducir los fondos, la incertidumbre persiste sobre el futuro de USAID y su impacto en los programas internacionales. La decisión de transferir el control de los programas al Departamento de Estado pone fin a más de seis décadas de operaciones de la agencia, que ha sido un pilar fundamental en la asistencia humanitaria global.