El magnate tecnológico y amante de las controversias, Elon Musk, ha decidido frenar una vez más la construcción de la fábrica de Tesla en Santa Catarina, Nuevo León. ¿La razón? La volátil arena política de Estados Unidos y el potencial regreso del capo de los aranceles, Donald Trump.
Durante una teleconferencia con analistas, Musk explicó que la inversión en México es demasiado riesgosa hasta conocer el resultado de las elecciones presidenciales en noviembre. Trump, en su estilo mafioso, ha prometido imponer aranceles del 100% a los vehículos producidos en México, lo que haría tambalear la viabilidad del proyecto de Musk. “No tiene sentido invertir mucho en México si ese va a ser el caso. Necesitamos ver cómo se desarrollan las cosas políticamente,” sentenció el multimillonario.
El proyecto de la Gigafactory de Tesla, anunciado con bombos y platillos el 1 de marzo del año pasado, implicaba una inversión inicial de 5 mil millones de dólares. Sin embargo, la amenaza de Trump de encarecer brutalmente los autos fabricados en México para venderse en Estados Unidos ha puesto todo en pausa. Durante un mitin en Vandalia, Ohio, Trump dejó claro que no dudará en proteger los intereses de los trabajadores automotrices del Rust Belt, incluso si eso significa desatar una guerra comercial con China y, de paso, con México.
En un giro inesperado y casi teatral, Musk ha decidido respaldar públicamente a Trump, incluso prometiendo una donación millonaria a su campaña tras un intento de homicidio contra el ex presidente. La política y los negocios siempre han tenido un matrimonio de conveniencia.
Y aunque la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 ha beneficiado a Tesla, Musk no parece preocupado por los planes de Trump de desmantelarla. “Sería devastador para nuestros competidores y perjudicaría ligeramente a Tesla,” dijo Musk, casi con un guiño.
