Mientras los casos de hepatitis ya suman casi 700 en todo el mundo, los investigadores sientan las bases de una hipótesis que contempla el SARS-CoV-2 como detonante
Ya hay registrados en todo el mundo casi 700 niños con hepatitis infantiles de origen desconocido, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De los 650 casos, hay que lamentar nueve fallecimientos. En España, según el último boletín de Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), se han contabilizado 30 menores, cuyos historiales se encuentra en investigación. De estos, 26 son menores de 10 años y no se ha hallado ninguna relación entre ellos. Además, hay cinco infecciones con resultados pendientes y otros seis expedientes se han descartado: cuatro de ellos por otras patologías y dos porque el inicio de los síntomas fue en diciembre de 2021.
Mientras los clínicos siguen estudiando de forma retrospectiva los casos de infecciones sin un origen desconocido en menores, los investigadores van acotando sus posibles causas. Tras la hipótesis del adenovirus 41F, que cobró fuerza en Reino Unido, pero no era compartida por todos los países, se ha establecido otra: una coinfección de SARS-CoV-2 con el adenovirus. “Ahora ya se ha conseguido desarrollar una de las opciones que barajábamos en un principio: la suma de Covid más adenovirus“, explica a EL MUNDO Antonio Rivero-Juárez, investigador del CiberINFEC (que concentra el área de Enfermedades Infecciosas del CIBER) y de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Reina Sofía e Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic).
Se trata del desarrollo de la hipótesis de cómo la existencia de un cofactor exacerbaba la existencia previa de un virus. “Han establecido que el coronavirus ha estado latente en los niños: en el sistema digestivo quedaban algunos reservorios del virus que, al entrar en contacto con otros patógenos, como el adenovirus, han multiplicado la fuerza de su mecanismo patológico”, detalla Rivero-Juárez.
Desde un editorial en la revista The Lancet Gastroenterology & Hepatology, se ha puesto sobre la mesa esta opción. Petter Brodin, del departamento de Inmunología e Inflamación del Imperial College London, y Moshe Arditi, del departamento de Pediatría, división de Enfermedades Infecciosas e Inmunología del Centro Médico Cedars Sinai de Los Ángeles, explican en el artículo que “el SARS-CoV-2 se identificó en el 18 % de los casos notificados en el Reino Unido y en 11 (11 %) de los 97 casos en Inglaterra con datos disponibles que dieron positivo en el SARS-CoV-2 al ingreso; otros tres casos dieron positivo en las ocho semanas anteriores a la admisión”.
Uno de los inconvenientes de esta nueva teoría es que “no se les hizo prueba serológica a todos los niños para comprobar la huella en su organismo del Covid. Y tampoco hay estudios que certifiquen que el coronavirus estaba latente en su tracto digestivo”. Aun así, los firmantes del artículo estiman que “es probable que las pruebas serológicas en curso arrojen un mayor número de niños con hepatitis aguda grave e infección previa o actual por SARS-CoV-2. Se informó que once de los 12 pacientes israelíes habían tenido Covid-19 en los últimos meses, y la mayoría de los casos informados de hepatitis fueron en pacientes demasiado jóvenes para vacunados contra el coronavirus”.
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De este modo, la nueva pista sobre estos casos raros de hepatitis apuesta porque la infección por SARS-CoV-2 puede provocar la formación de un reservorio viral. “La persistencia viral del SARS-CoV-2 en el tracto gastrointestinal puede conducir a la liberación repetida de proteínas virales a través del epitelio intestinal, lo que da lugar a una activación inmunitaria. Tal activación inmunitaria repetida podría estar mediado por un motivo de superantígeno dentro de la proteína de punta del SARS-CoV-2 que se parece a la enterotoxina estafilocócica B, desencadenando una activación de células T amplia e inespecífica. Esta activación de células inmunitarias mediada por superantígenos se ha propuesto como un mecanismo causal del síndrome inflamatorio multisistémico en niños”.
En este caso, Federico Martinón-Torres, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y jefe de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, explica que “lo que ponen sobre la mesa es una nueva hipótesis basada en el mecanismo de superantígenos“. Y aquí entra en relación con el síndrome multisistémico inflamatorio en niños, que es la forma de Covid grave en esta población. “Ese cuadro que se producía en niños y el grupo de Brodin ya había abordado antes sobre el mecanismo causal podía ser una hiperactivación del sistema inmune o celular o mediado por los superantígenos“. Martinón-Torres recuerda que es una nueva teoría y que aún no hay evidencias sobre la validez de esta sobre las otras, “no cambia nada todavía sobre la alerta, en la que se sigue trabajando para buscar una causa”.
A esta explicación de Brodin y Arditi, se suma otro editorial reciente de otra de las cabeceras de la misma revista The Lancet Infectous Diseases, que hace un repaso a las respuestas encontradas al actual misterio infeccioso hepático. “No todo el mundo está convencido de la hipótesis del adenovirus”, apunta el artículo en consonancia con la explicación que ha dado en más de una ocasión Rivero-Juárez. “El subtipo 41 de adenovirus anteriormente solo se ha relacionado con síntomas gastrointestinales de leves a moderados“, apunta. Y recoge que “se están investigando otras causas infecciosas, incluido el papel del SARS-CoV-2”.
La argumentación se basa en que en el Reino Unido se ha observado una disminución en los informes de nuevos casos de hepatitis pediátrica de causa desconocida en las dos semanas anteriores al 6 de mayo coincidió con una disminución en los casos de SARS-CoV-2. “UKHSA (Agencia de Salud Pública de Reino Unido) informó que las investigaciones serológicas estaban en curso, y Baker y sus colegas informaron que ninguno de los niños en Alabama tenía antecedentes documentados de infección por SARS-CoV-2. Todavía queda por ver si estos casos de hepatitis en niños son secuelas postinfecciosas del SARS-CoV-2, que podrían encajar dentro del paraguas de la enfermedad inflamatoria multisistémica”.
Además, Martinón-Torres aclara que “no parece que vayan aumentando los casos en nuestro entorno [se han sumado 4 en estudio en dos semanas]. En el análisis del conjunto todos los casos que van apareciendo y reportando globalmente en búsqueda activa y de forma retrospectiva hay que ser cuidadosos, porque pueden ser infecciones que ya existía previamente a la alerta de los que no se informaba”
Martinón-Torres pone sobre la mesa que si no hay un marcador claro para ver si el dato de estos casos es preocupante, porque antes no se registraban este tipo de infecciones pediátricas, habrá que buscar uno más específico. Al menos 38 de los niños afectados (el 6% del total) han requerido un trasplante y nueve han fallecido por la enfermedad, señala el organismo internacional.
“Lo que está claro es que el sistema más fiable es el más estricto: el control de trasplantes infantiles. Un porcentaje de este grupo lo necesita, así que en tanto en cuanto no se incremente el número de este tipo de intervenciones en comparación a años infantiles servirá para mandar un mensaje de tranquilidad”, remacha el jefe de Pediatría.
Vía: El Mundo