El consejo del filósofo José Antonio Marina (85 años): “Aférrate con uñas y dientes a las relaciones sociales que tengas y haz lo posible porque funcionen bien”
No hay nada más importante en esta vida que cuidar de aquellos que nos cuidan. Las relaciones sociales son el eje central de la felicidad, así lo demuestran los últimos estudios realizados en materia de bienestar emocional y psicológico. Y esto es lo que José Antonio Marina, filósofo, ensayista y escritor, nos dice al respecto.
José Antonio Marina es una de aquellas voces que siempre me hacen reflexionar. El catedrático y escritor confesaba hace poco esta frase: “Aférrate con uñas y dientes a las relaciones sociales que tengas y haz lo posible porque funcionen bien”.
Lo dice una persona sabia de 85 años que pone en valor lo importante que son las conexiones sociales, más que ninguna otra cosa en la vida. A pesar de ello, a menudo nos pasamos el tiempo viendo lo negativo de las personas que tenemos más cerca.
Y si solo vemos defectos en el otro, nos acabamos quedando solos. La soledad es la principal epidemia de nuestro tiempo. Somos como árboles con las raíces conectadas entre sí y, al final de nuestras vidas, lo que realmente nos queda no es el éxito o el dinero, es el amor de los nuestros.
Por eso “hay hacer lo posible porque las relaciones funcionen bien”, insistía Marina en una entrevista en La Vanguardia. Da igual en qué etapa de la vida te encuentres, las relaciones requieren de atención, de cuidado y esfuerzo.
La soledad: el gran enemigo de la felicidad
La soledad, en especial cuando no la escogemos, afecta de forma significativa a la salud física y mental. Un informe de la OMS asegura que la falta de vínculos sociales puede ser tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarros al día. Es un factor de riesgo clave para la salud mental. Lo más preocupante, es que con la edad, esto empeora.
“El problema en las personas de edad, que agrava todo, es la soledad”, asegura Marina. “La soledad no querida es muy mala consejera. En soledad, es muy difícil luchar contra los miedos y los sentimientos depresivos”.
Marina insiste que para hacer frente a esta epidemia, sea cual sea nuestra edad, “la gran solución es la comunicación”. Mantener conversaciones frecuentes, buscar espacios de interacción y cultivar amistades son acciones esenciales para mitigar la soledad y recuperar el preciado sentido de la pertenencia.
Las relaciones humanas son el tejido que sostiene nuestra vida. Desde las primeras conexiones que establecemos en la infancia, hasta los lazos que cultivamos en la madurez, el valor de formar parte de una comunidad puede serlo todo para una persona. No en balde, la OMS considera la soledad un peligro de salud pública, el más preocupante para los países del primer mundo en el siglo XXI.
Harvard también sostiene esta teoría. Su Estudio del Desarrollo Adulto, que lleva ochenta años investigando lo que significa la felicidad para cientos de personas, ha determinado que las relaciones sociales son el mayor predictor de felicidad de nuestra sociedad.
Las tres grandes claves de la felicidad
Para José Antonio Marina, que ha estudiado al ser humano desde la perspectiva filosófica durante toda su vida, la felicidad no es un concepto abstracto, sino una realidad alcanzable por medio de la armonización de tres necesidades fundamentales. Así lo expresaba en la citada entrevista: “La felicidad radica en saber armonizar tres grandes necesidades: el bienestar físico, mantener relaciones sociales lo más cordiales y estimulantes posibles, y sentirnos útiles“.
El bienestar físico es un pilar esencial. Sin salud, las posibilidades de disfrutar la vida merman, se ven limitadas. Pero Marina nos recuerda que este bienestar debe ir acompañado siempre de relaciones significativas. Las conexiones sociales nos proporcional apoyo emocional, nos desafían, nos inspiran y nos estimulan a seguir creciendo.
Por último, sentirnos útiles, tener un propósito, contribuir de alguna manera. Es la mejor forma de llenarnos de energía y motivación para afrontar cada día con entusiasmo.
cómo son tus relaciones
Conviene reflexionar sobre cómo te relacionas, cuestiónate si estás haciendo lo suficiente para cuidar de esos vínculos que compartes con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo y hasta con tus vecinos.
Y ahora que te has hecho la pregunta, empieza a cuidarlos mejor. Para ello, lo primero es aprender a escuchar activamente. En un mundo en el que todos tenemos algo que decir, pocas veces nos detenemos a escuchar. La escucha activa fortalece las relaciones y crea espacios de confianza mutua.
Otro aspecto crucial es cuidar los detalles en la comunicación. Gestos como recordar fechas importantes; interesarse genuinamente por el otro, por su bienestar, por sus intereses; expresar gratitud. Estos detalles pueden marcar la diferencia. Se trata de un esfuerzo pequeño, pero que ha de ser constante.
Por último, valoremos más la reciprocidad. Las relaciones jamás deben ser unidireccionales. Tanto dar como recibir es fundamental para mantener un equilibrio saludable. Eso significa saber pedir ayuda cuando la necesitamos, y estar dispuestos a ofrecerla cuando otros la necesiten.
Redactora especializada en estilo de vida y nutrición / CUERPOMENTE