Por Adán Morales
El gobernador poblano, Luis Miguel Barbosa, llegó a pensar la tarde del 2 de junio del 2019, que, los 687 mil 341 poblanos que votaron por él realmente se creyeron eso de que podía ser la ‘Esperanza de Puebla’.
Pero su estilo de gobernar ha dejado mucho que desear y es que sus fobias de pronto lo nublan.
Aunque la mayoría de la prensa local tiene otros dato$ y se deshace en elogios. En corto confiesan el rechazo a su gobierno y persona.
El inicio del 2020 el gobernador poblano logró colocar al estado como tendencia nacional. Una declaración desafortunada (otra vez) y una acción que sacó a relucir su fobia contra el Morenovallismo, fueron la causa.
- “Ustedes ven a una persona ejecutada con nueve balazos, no tengan duda que esa persona asesinada se andaba portando mal, ¿verdad? Aunque parezca una tragedia y lo es”, dijo.
Retiró de un hospital de Acajete los mosaicos y viniles de la fachada, argumentando que se trata de un programa de mantenimiento a Unidades Médicas (Prioridades son prioridades)
Habrá que preguntarle si revivir tiempos pasados (quitar colores e insignias) resuelven problemas presentes (desabasto de medicamentos…)
El impulso que comenzó el 1 de agosto, cuando asumió la gubernatura, se esfumó 5 meses después, y es que su gobierno va perdiendo prestigio, credibilidad y confianza.
Si Luis Miguel Barbosa quería ser un gobernador recordado por el cariño de la gente y por lograr el desarrollo del estado, alguien debe avisarle que va en sentido contrario. Y es que sus acciones de gobierno han logrado despertar el enojo social contra su persona.
- Aumento del costo del transporte público.
- El costo del reemplacamiento.
- La sospecha de licitaciones amañadas.
- El despido de burócratas a los que por cierto no les han pagado.
- La inseguridad en el estado crece y lo peor es que no se ve estrategia.
- Un Martes ciudadano que se va convirtiendo en Martes de atolito con el dedo.
- Y aún hay más.
Lo anterior, de estar equivocado, entonces sugiere fallas en la comunicación gubernamental, que no sabe transmitir de manera eficiente las bondades de la Cuatro T poblana.
Las encuestas sobre aprobación de gobernadores lo colocan en el lugar 25 de un total de 32.
En Campaña Barbosa llamó a la reconciliación, llamó acabar con la corrupción y llamó a construir un mejor estado.
Pero en el ejercicio del poder sus palabras van siendo huecas.
Y es que los enemigos del estado gozan de cabal salud con la complacencia u ineficiencia de las autoridades: crimen organizado, pésimos servicios públicos, desempleo, inseguridad, hambre, corrupción e impunidad…indiferencia.
El final es predecible, el 2020 promete ser el año del desencanto y los poblanos lo cobraran en las urnas el 2021.
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