Sincrotrón mexicano: La ciencia a la espera del apoyo gubernamental
México – Los aceleradores de partículas han revolucionado la ciencia y la tecnología, con aplicaciones significativas en campos como la medicina y la industria alimentaria. Sin embargo, en México, el ambicioso proyecto de construir un sincrotrón nacional lleva casi dos décadas detenido debido a los elevados costos y la falta de respaldo gubernamental.
Presentado como un “proyecto para México y para los mexicanos”, se prometió que esta infraestructura transformaría la realidad científica y tecnológica del país. Con una inversión inicial de 500 millones de pesos anunciada en abril de 2022 por el entonces gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, México aspiraba a ser el primer país de habla hispana en América Latina con un sincrotrón. Sin embargo, con la llegada de un nuevo gobierno, las prioridades cambiaron y el proyecto quedó nuevamente en suspenso. Actualmente, la página web oficial del proyecto carece de información relevante, reflejando el estado incierto del mismo.
Un sincrotrón es un acelerador circular de partículas que acelera electrones hasta casi la velocidad de la luz, produciendo una luz extremadamente brillante conocida como luz de sincrotrón. Esta luz es crucial para diversas investigaciones en física, medicina y biología. Por ejemplo, la radioterapia con sincrotrón puede concentrar dosis más altas de radiación en tumores, minimizando la exposición de los tejidos circundantes. Durante la pandemia de COVID-19, la luz de sincrotrón permitió determinar la estructura de las proteínas del virus, facilitando una respuesta médica rápida.
Además del impacto científico, los sincrotrones tienen un impacto económico significativo. La OCDE destaca que instalaciones como la Fuente Nacional de Luz de Sincrotrón en Estados Unidos han aportado miles de millones de dólares a las economías locales. Del mismo modo, el Diamond Light Source en el Reino Unido ha generado un impacto de 2,900 millones de dólares desde 2007.
Desde su concepción en 2006, el proyecto del sincrotrón mexicano ha enfrentado numerosos desafíos. Las transiciones gubernamentales y la falta de un compromiso financiero continuo han sido los principales obstáculos. En 2014, el gobierno de Morelos intentó revivir el proyecto con una inversión considerable, pero la falta de regulación y supervisión resultó en proyectos inconclusos.
En 2018, Omar Fayad, entonces gobernador de Hidalgo, renovó su compromiso con el sincrotrón, pero la falta de apoyo federal detuvo nuevamente el progreso. Matías Moreno, uno de los principales promotores del proyecto, señala que la viabilidad del sincrotrón siempre ha dependido de decisiones políticas y la asignación de recursos.
México, una de las 15 economías más grandes del mundo, es el único país de esta categoría que aún no posee un sincrotrón. Desde 2003, cuando Matías Moreno propuso por primera vez la idea, los esfuerzos para concretar este proyecto han sido constantes pero insuficientes.
Un sincrotrón no solo impulsa la investigación científica de alto nivel, sino que también promueve el desarrollo económico y social. Según los expertos, el proyecto podría estar listo en ocho años si recibe el apoyo financiero necesario. No obstante, la falta de una decisión política de alto nivel ha sido el principal obstáculo.
Matías Moreno y Armando Antillón, otro de los defensores del proyecto, enfatizan que invertir en un sincrotrón es más una inversión que un gasto. Estiman que con una inversión de entre 10,000 y 15,000 millones de pesos a lo largo de 10 años, el sincrotrón mexicano podría ser una realidad. La clave está en un compromiso gubernamental a largo plazo.
“Es hora de que el proyecto capte la atención de la comunidad político-científica del país, que tiene la capacidad de decisión para otorgar los recursos necesarios”, concluye Armando Antillón. La espera continúa para que una figura política con la autoridad y la determinación necesaria retome este proyecto, mientras la ciencia mexicana sigue esperando el sincrotrón que podría posicionar al país en el mapa de la innovación tecnológica global.