Los aromas de la NORIA

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Por azares del karma ayer terminé cenando con una mujer que detras de su profesion
esconde su adicción a los hombres de poder.
Ella es una especie de Mantis, una hembra que se devora al macho cuando lo tiene atrapado.
La cita fue en el restaurante La Noria.
El lugar olía bien.
Salvo por unos tipos que apestaban a mamonería, pero a diario convivo con decenas de esa especie.
Una agüita de piña con jengibre y unas mollejas de res (para empezar)
Una mesa estaba ocupada por algunos politicos que presumian comer su primer chile en nogada (en realidad comen chile a diario)
Una patona del PRI no dejaba de verme y yo le correspondía.
La Mantis que me acompañaba me dijo, dulce y amenazantemente –compórtate que vienes conmigo, cabroncito-
El lugar se fue llenando.
Dos diputados federales y un líder empresarial, bebían tequilas y comían descaradamente unas chalupas, su mascado era terrible, pero al final fue lo de menos y es que pactaron un par de licitaciones de equipo médico.
De pronto hizo su aparición una mujer exquisita.
Tenía un vaivén provocador, en su mesa la acompañaba otra mujer hermosa, lo confieso: coqueteamos a distancia y un mesero fungió de cupido.
Un trió de juniors apestaban el lugar, su mariconería era vergonzante pero en este país se ha perdido la discreción y los códigos.
De pronto hizo su aparición el ex secretario particular de un ex Don, cuando me vio abrió sus enormes ojos.
-Mi Tonny.
El abrazo de caguamo fue cálido.
Quedamos de comer la próxima semana y es que aspira a ser secretario de estado.
La Mantis que me acompañaba estaba excitada, el aroma a poder y las cervezas que llevaba encima la tenían más que inquieta.
Pedimos la cuenta y nos perdimos a rumbo a un departamentito que tengo por la av juarez.

Col ficción
Mi cuenta en equis @soprano_tonny