Despenalizar el aborto no es promoverlo

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A pocas semanas de concluir su periodo, nuestros queridos legisladores han decidido finalmente abordar un tema crucial y muy esperado: la despenalización del aborto en Puebla. El viernes 12 de julio a la 1 de la tarde, las comisiones de Procuración y Administración de Justicia, junto con la de Salud, analizarán las iniciativas presentadas sobre esta exigencia feminista, y si se aprueba en comisiones, podría por fin llegar al pleno el lunes, que es -convenientemente- el último día del actual periodo de sesiones.

Preveo un debate acalorado, porque no es un tema sencillo, pero tampoco es la discusión más fuerte en torno al aborto. Hay que tener muy claro que aquí solo hablamos de la “despenalización”, es decir, que una mujer que decide interrumpir su embarazo no sea sujeta a represalias penales por su decisión, -pa’ pronto, es que ni vaya a la cárcel, ni pague una multa-. Esto es muy distinto a aprobar el aborto legal, seguro y gratuito; esa es una lucha para después.

El bloque panista ya ha dejado claro que votará en contra de la despenalización, pues defienden la vida desde la concepción como parte de sus valores. El grupo plural ya dijo que los 8 votarán que sí. Legisladores priistas también han manifestado su intención de votar a favor de la despenalización. Hay otros tantos que ni perra idea tienen aún.

La discusión sobre el aborto se vuelve tan simplista cuando algunos rufianes invocan en su argumento la “sexualidad irresponsable”. Y es que cuando se discute el tema, automáticamente el colectivo misógino piensa “si no se quieren embarazar, pues ‘cierren las piernas'”.Este argumento tan grotesco, simplista y misógino solo invisibiliza las múltiples realidades y contextos de las personas gestantes.

Entender el aborto únicamente desde una perspectiva moralista es ignorar las múltiples facetas del problema. Es olvidar que hay mujeres que no tienen ni voz ni voto en sus propios hogares, que son víctimas de violaciones y/o presiones por parte de su pareja. Vivimos en un mundo donde no todas las mujeres tienen las mismas oportunidades, acceso a la educación sexual, o control sobre sus propios cuerpos. Hay mujeres que viven en contextos de violencia, pobreza y falta de acceso a servicios de salud. Enfrentarse a un embarazo no deseado en estas condiciones puede ser devastador. Ignorar estas realidades y hablar solo de la responsabilidad sexual es una simplificación peligrosa y miope.

Algunos ignorantes del tema, como el secretario general de Morena en Puebla, Agustín Guerrero Castillo, piensan que no es necesario legislar sobre la despenalización del aborto porque “no hay mujeres presas en Puebla por abortar”, un pensamiento que suma al tabú no solo sobre el aborto en sí, sino también en el de la educación sexual y reproductiva. Nuevamente, hay que reiterar que no se trata de apoyar o no el aborto, mucho menos de “promoverlo”.

Ya sea un par de semanas, meses o hasta un año que puede pasar una mujer en prisión, penalizarla por abortar es un arma de la sociedad machista, aunque no quieran verlo ni aceptarlo. Este “delito” puede ser utilizado para someter, manipular y ejercer violencia sobre las mujeres.

Cuando te preguntan qué piensas sobre el aborto siendo mujer, la respuesta nunca es sencilla. Parece que solo hay dos caminos: o te etiquetan de “feminazi” (un término que detesto y nunca utilizo, pero que se usa de forma despectiva para referirse a mujeres que luchan por sus derechos) o te llaman “mocha” machista. Personalmente, este es un conflicto constante. Fui criada con valores católicos que me inculcan el respeto por la vida desde el primer momento. Sin embargo, la realidad en la que vivimos es mucho más compleja que cualquier dogma religioso o ideológico.

El conflicto interno que siento entre mis creencias y la realidad social es una lucha constante, pero es una lucha que me permite ver más allá de mis propios valores y reconocer las injusticias que otras mujeres enfrentan. Es una lucha que me hace entender que el camino hacia una sociedad más justa y equitativa no es sencillo ni lineal, pero es necesario.

Hasta aquí el chisme, lo viral, el tamal con crema… y también con pasas.

@Tamalito_rosa