Universidades Tecnológicas y Polítécnicas: ¿Están en crisis?

Columna de opinión de Antonio Lobo

COMPARTE:

Facebook
X
WhatsApp

”En las fauces del lobo”

Por Antonio Lobo

( @anton_loboo)

Universidades Tecnológicas y Polítécnicas: ¿Están en crisis?

Como el derrotero de un barco, el nuevo modelo educativo en las Universidades Tecnológicas y Polítécnicas, implementado a partir de septiembre de 2024, debe ser interpretado y ejecutado con rumbo y certidumbre para que, durante su trayectoria, se pueda llevar a buen puerto la formación de estudiantes y futuros profesionistas de nivel Técnico Superior Universitario, Licenciatura y Posgrado.

Las Universidades Tecnológicas y Polítécnicas surgieron con un propósito claro: ofrecer educación superior de calidad en ciclos cortos, alineados con las necesidades del sector productivo. Desde su creación, han sido una opción clave para miles de jóvenes que buscan una formación práctica y directa para integrarse al mundo laboral.

Cuando nacieron las Universidades Tecnológicas (UUTT) en 1991, su modelo educativo ofrecía únicamente el título de Técnico Superior Universitario (TSU), con una duración de dos años. Sin embargo, la demanda de los egresados por continuar su formación y la necesidad del sector productivo de contar con profesionales más especializados llevaron a la incorporación de Ingenierías y Licenciaturas en 2009.

Este modelo tiene una ventaja clara: permite a los estudiantes obtener primero el título de Técnico Superior Universitario (TSU) y, con solo un año y ocho meses más, completar una Ingeniería o Licenciatura.

En el año 2001, con el mismo objetivo de ampliar la oferta educativa y fortalecer la conexión con la industria, nacieron las Universidades Polítécnicas (UUPP). A diferencia de las UUTT, estas universidades ofrecen licenciaturas e ingenierías desde el inicio, en un esquema cuatrimestral, lo que permite a los estudiantes terminar su carrera en tres o cuatro años. Si bien se cuenta con salidas laterales como profesional asociado, la intención primigenia es cursar la licenciatura o ingeniería.

Desde sus inicios, estas universidades han representado una gran oportunidad para jóvenes en regiones donde antes no había acceso a educación superior. Su modelo flexible y su financiamiento compartido permitieron que muchas de ellas nacieran como instituciones descentralizadas, impulsadas por los gobiernos estatales.

Un modelo en transformación

Después de más de tres décadas de existencia de las UUTT y más de dos décadas de las UUPP, en febrero de 2024 se anunció un nuevo modelo educativo: las Universidades del Subsistema Tecnológico (UST). Este cambio busca integrar en un solo esquema la formación de los estudiantes, homologar las carreras y estandarizar las modalidades de estudio.

Sin embargo, aunque este esfuerzo suena bien en teoría, la realidad es que las Universidades Tecnológicas y Polítécnicas han enfrentado años difíciles. La falta de financiamiento, la burocracia y la falta de autonomía han afectado su desarrollo. En muchos casos, la administración de estas instituciones ha dejado mucho que desear.

El caso Puebla: una advertencia para todo el país

Un ejemplo claro de estos problemas es Puebla, donde la Dirección General de Universidades Tecnológicas y Polítécnicas (DGUTyP) de la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha identificado diversas dificultades, de las cuales, por supuesto, la Subsecretaría de Educación Superior del estado está enterada, pero sus titulares poco pueden hacer o nada quieren hacer.

El gobierno estatal ha impulsado el lema “PENSAR EN GRANDE”, pero en la práctica, los nombramientos recientes para dirigir estas universidades han demostrado lo contrario. Es aquí donde surge la pregunta clave: ¿quién está liderando estas instituciones?

Para que el nuevo modelo educativo realmente funcione y genere mejoras en indicadores como deserción, eficiencia terminal, aprovechamiento académico, movilidad estudiantil, capacitación docente, desarrollo tecnológico, proyectos sustentables e inteligencia artificial, es fundamental que los rectores tengan un perfil adecuado.

Sin embargo, los nombramientos recientes nos llevan a cuestionarnos:

– ¿Las personas elegidas realmente comprenden las necesidades académicas de estas universidades?

– ¿Tienen conocimiento de los retos que enfrenta la educación superior?

– ¿Entienden el nuevo modelo educativo?

– ¿Conocen la trayectoria y los esfuerzos del personal docente y administrativo?

– ¿Tienen una visión clara sobre innovación, tecnología y emprendimiento educativo?

– ¿Saben cómo impulsar startups o spin-offs desde la universidad?

Estas no son preguntas superficiales. Son cuestiones que cualquier gobernador debería hacerse antes de designar a quienes dirigirán las universidades en su estado, pues profesionales bien formados y exitosos serán los que impulsen el futuro de los estados a los que pertenecen.

Más allá del discurso, pensar en el futuro

Si “PENSAR EN GRANDE” es más que un simple eslogan, como lo ha dicho el gobernador Alejandro Armenta Mier, y significa pensar en la gente, en la educación, en el medio ambiente, en la salud, en el desarrollo tecnológico y en la innovación, entonces es momento de actuar con coherencia.

El nuevo Rector de la UT de Xicotepec, ex diputado local por el PRI, emanado del SNTE, con amplio curriculum sindicalista, con una mestria en educación en la UNIPUE, ¿realmente cumple con un perfil académico para dirigir una Universidad Tecnológica?

Otro caso en el recien designado Rector de la UP de Puebla, Lic. En educación fisica, con trayectoria municipal en cargos de comisiones de Box y lucha libre, con un discurso obsoleto y falto de actualidad educativa expresado al arrivar a la institución. Como referencia, también activo del PRI.

De igual forma tenemos el caso de la UT de Puebla, en la cual fue nombrado un personaje con amplia experiencia, pero en cuestiones de seguridad (condición que le sería muy útil al estado de puebla, si estuviera realmente en su área de expertiz).

La UT de Huejotzingo, llega una maestra también representativa de los cuadro priistas, con experiencia amplia en temas políticos más que educativos, sobrina del respetable Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara (qepd). 

En el caso de la UT de  Tecamachalco, llega un Ingeniero. Sin trayectoria en educación superior, hermano de una diputada suplente por tecamachalco y directora del CECyTE Puebla.

Y para cerrar esta entrega, tenemos en la UT de Tehuacán, a un recien nombrado rector, que siguiendo la misma linea de perfil político, es muy cercano al secretario de gobernación del estado de puebla.

Casos que son ejemplo de nombramientos en las Universidades Tecnológicas y Polítécnicas de Puebla reflejan una preocupante tendencia hacia perfiles con fuerte activismo político, pero con escasa o nula experiencia en educación superior. 

Esta situación plantea la necesidad urgente de revisar los perfiles de quienes hoy están al frente de estas instituciones. Es imprescindible dejar de lado los intereses políticos y elegir líderes con verdadera vocación educativa y visión de futuro, hay muchos y de valía, solo que no fueron visibles para acompañar a alguien en campaña y desarrollar activismo político. 

Solo así podremos garantizar una educación superior de excelencia como lo establece la Ley General de Educación Superior, no solo para Puebla, sino para todo México.