#HistoriasdeLolita -De león a gatito-

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Lo investigué haciendo uso de todos los recursos digitales a los que tengo acceso. Era político, que sorpresa. Por aún peor, felizmente casado y con dos bellas hijas.
Allí decidí dejar de responder sus mensajes. Pero seguí publicando mis fotos en la universidad, en casa, en la plaza… todo para recibir ese corazón suyo.

Por Lolita

 

Desde que los teléfonos con cámaras y las redes sociales son la pareja perfecta, siempre disfruto publicar mis fotos estratégicamente tomadas para resaltar mi belleza, pues nunca dejo de recibir esa atención masculina que alimenta mi ego, sin necesidad de exponerme tanto al acoso… o eso creía yo.

Como cualquier lunes, con el pretexto de presumir mi nuevo outfit para ir la universidad, me tomé una foto de mi faldita corta y una blusa con unas transparencias sutiles, pero que permitían ver el encaje tan bonito de mi ropa interior. En esa foto fue la primera vez que recibí un like de él y una solicitud de seguidor.

Por instinto, hice clic en su perfil, curiosa por saber más de este misterioso admirador. Sus fotos mostraban a un hombre de unos 40 años, atlético, con un corte de pelo moderno y una barba bien cuidada. Pero lo que me atrapó fue su mirada intensa y profunda. Era del tipo de mirada que parecía que podía ver directamente a través de ti. Sin dudarlo, acepté su solicitud de seguimiento.

A propósito subí más fotos y de repente ya no era solo el like, también comentaba con fuego, corazones y caritas. Me sentí poderosa al incitar a un hombre como él. Más pronto que tarde, la historia escaló. Me empezó a mandar mensajes, quería conocerme en persona… y por supuesto algo más.

Su conversación era aún más interesante que sus fotos, era un hombre inteligente y con una labia de político, con la que supo librarse de responder a mis preguntas… ¿a qué te dedicas?, ¿cuál es tu estado civil?, ¿qué buscas conmigo?
Aunque de esta última pregunta yo sabía la respuesta. Conozco a los tipos que comentan con corazón las fotos donde luzco mis piernas. Todos quieren llevarme a la cama, pero esta vez, era yo quien sentía esas ganas…

Lo investigué haciendo uso de todos los recursos digitales a los que tengo acceso. Era político, que sorpresa. Por aún peor, felizmente casado y con dos bellas hijas.
Allí decidí dejar de responder sus mensajes. Pero seguí publicando mis fotos en la universidad, en casa, en la plaza… todo para recibir ese corazón suyo.

Una tarde, después de mi última clase, mientras caminaba hacia la parada del autobús, sentí una mano en mi hombro. Al girar, ahí estaba él, con su mirada intensa y una sonrisa que no sabía si catalogar como seductora o siniestra. Supe que eso era un signo de acoso, pero me invitó por un café y no pude decir que no. Era aún más imponente en persona.
Yo sabía que no debía sucumbir ante mis deseos carnales, menos la primera vez que lo veía, pero cuando el ofreció llevarme a casa después del café no pude evitar aceptar, a pesar de que yo sabía lo que iba a suceder. Condujo sin preguntarme hasta un motel al que solo entran personas de su nivel. Tan pulcro, sensual y discreto que antes de que me pusiera un dedo encima, mi cuerpo ya sentía ansias.

El juego previo fue increíble. Besó todo mi cuerpo y me arrancó la ropa con un ímpetu que me hizo imaginar que ese encuentro sería justo como me gusta, rudo. Pero el juego se prolongó, yo estaba desnuda y ansiosa… hasta que el hombre sacó un látigo, unas esposas y un vibrador. Al verlo sentí miedo, pensé en huir, pero después, me emocioné y pensé en vivir mi primera experiencia así…. Yo estaba volando en mi imaginación, cuando una frase me rompió mi fantasía: “espósame y haz lo que quieras”. Entonces comprendí que ese vibrador no era para mi.

Estaba asqueada pero lo obedecí, lo esposé y luego hice lo que quise: vestirme y salir corriendo de ahí.
Mi cuerpo aún sentía esas ganas y decidí hablarle al confiable, el que sabe cómo me gusta, Tonny Soprano. No me contestó la primera llamada, así que insistí y nada. Esa noche regresé a casa con un sentimiento de derrota.

Al día siguiente T. me habló y se disculpó por no contestar… resulta que esa noche él si tuvo acción con una Lolita más afortunada que yo. La buena noticia es que prometió recompensármelo.

 

Historias ficción con un poco de realidad.