Seguramente muchas personas que me leen o me escuchan, no recuerden o ni siquiera hayan nacido cuando un 12 de diciembre de 1998 día de la Guadalupana, en plena celebración religiosa (la mayor en américa latina) nuestros diputados y diputadas de la LVII legislatura del Congreso de la Unión, cometieron un acto deshonroso, falto de ética, pero sobre todos los adjetivos que podamos ponerle, irresponsable en términos económicos, pues dicha legislatura, entre otras atrocidades legislativas aprobó que una deuda privada, pasara a ser una deuda de toda la población mexicana. En otras palabras, las personas por las que en ese entonces mexicanas y mexicanos votaron para cuidar los intereses del pueblo, les dieron la espalda al aprobar el robo más grande de la historia en México. Aceptar que la deuda de unas cuantas personas (muy adineradas además) la pagáramos usted, yo, nuestras hijas, hijos, nietas, nietos y parecería absurdo pero hasta tataranietas nos deja ver los niveles de corrupción que había en ese entonces. Esta acción permitió que algunos grupos de la cúpula política de ese entonces amasara grandísimas fortunas con esta decisión. Y mencioné que fue un gran robo porque se hicieron multimillonarios a costa del congreso de la unión y de nuestro dinero.
En 1990, el panorama político, social y económico era altamente inestable, razón por la que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari creó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA), que dicho de otra forma, era un fondo de recursos públicos que se utilizaría en caso de que alguna institución bancaria no pudiera hacer frente a la exigencia de que sus clientes reclamaran el pago del rendimiento de sus inversiones o la solicitud de su dinero ahorrado cuando estos así lo desearan; es como cuando jugamos una tanda y cuando ya nos toca nuestro número, la persona que lleva la tanda nos dice “hijole no tengo tu dinero”, en esos casos entraría la entidad encargada de proteger ese ahorro, claro usando dinero público. Esto fue porque la banca en México había recién iniciado su privatización, y los banqueros del país podrían cometer errores que pusiera en peligro el dinero de las personas ahorradoras. La crisis financiera a la que lamentablemente nos llevaron los gobiernos de Salinas y Zedillo, provocó que la banca privada en su totalidad no tuviera la capacidad de hacer frente a sus compromisos naturales, como tener el dinero de sus clientes cuando estos lo necesitaran. El tema es mucho más técnico del que hoy lo puedo exponer aquí, no tan complicado, sin embargo esta es la razón fundamental para que parte del estado (ejecutivo y legislativo) se pusieran de acuerdo y compraran con recursos públicos una deuda de 552,300 millones de pesos a esos bancos (a precios de 1998), que al día de hoy representarían 1,855,728,000,000; casi 2 billones de pesos en lo que los financieros nombraron “chatarra financiera”. Que locura. El uso de recursos del estado para dar liquidez a privados y con ello enriquecerlos sigue siendo fuertemente criticado y visto desde cualquier ángulo como un acto de atroz de corrupción.
¿Y por qué comencé pidiéndole que no olvide estos datos? Resulta que durante la legislatura referida en 1998 LVII figuraban dos poblanos que al día de hoy, siguen enquistados en el sistema político, social y económico, pues coincidirá conmigo que el cáncer del PRI se arraigó y sigue aferrándose a los espacios que deben ocupar necesariamente las nuevas generaciones de personas encargadas de hacer política en favor de la transformación que vive México.
El primero de ellos es Charbel Jorge Estefan Chidiac actual diputado local plurinominal y personaje envuelto en escándalos de corrupción como venta de diputaciones plurinominales, influyentismo en el procesos de venta del predio a sobrecosto que albergará la nueva sede del congreso local de Puebla, la adjudicación directa de 550 millones de pesos en tan sólo 79 procedimientos, por mencionar solo algunos; y el segundo, Moises Ignacio Mier Velazco (Nacho Mier), actual diputado federal plurinominal (también) quién ha sido señalado por la misma Unidad de Inteligencia Financiera de un posible lavado de dinero de 400 millones de pesos, recibidos estos por administraciones municipales y la administración estatal, es socio del Diario Cambio, bastión golpista y uno de los medios que más se ha dedicado a “Administrar reputaciones” a través de su socio y amigo Arturo Rueda hoy preso, vea el enquiste de este personaje, pues su hija ostenta una diputación plurinominal en el congreso local de Puebla y su hijo es el flamante presidente municipal de Tecamachalco, también, sólo por citar algunos ejemplos. ¿No le huele algo raro todo esto?
Estos dos personajes que siguen enquistados formaron parte de las personas que votaron a favor de que hoy usted y yo estemos pagando una deuda sobre dimensionada, abismal, y que por generaciones seguiremos pagando, la del Fobaproa o IPAB (no es lo mismo, en otra entrega lo explicaré); llevamos 25 años pagándola, y especialistas financieros advierten que podríamos tardarnos 50 años más.
Al pueblo mexicano nos hicieron comprar chatarra financiera por 556 mil millones de pesos a precios de 1998, el presidente de México López Obrador anunció en diciembre del año pasado que, con información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se han pagado más de 3 billones.
Lamento darle estas malas noticias, pero alguien tiene que decirlas, replicarlas y sobre todo, NO OLVIDARLAS.
Usted que me escucha o que me lee, le deseo todo el éxito para este y todos los días.
Dos poblanos que aprobaron que usted y yo paguemos la deuda del FOBAPROA siguen enquistados en nuestro sistema.
Mi columna de este jueves en @moviendoideas. Vale la pena escucharla hasta el final también en @SpotifyMexico!!!
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— Andrés García Viveros (@AndresGViveros) June 15, 2023
