Las amenazas que han invadido a nuestro País, el del Crimen Organizado es sin discusión, el que mayor impacto nos ha afectado en lo Social, en el Desarrollo Humano y, en la gran escalada de la pérdida de vidas humanas.
Desde la época de los años 90’s, el curso de los estupefacientes que invadieron la Nación, han dejado una estela de muerte, esto no es un cliché, es una realidad que, en el análisis Gubernamental, se han culpado de un gobierno, a otro, de acuerdo a su tiempo de acción, pero que nuestra realidad va más allá de los discursos, los acuerdos internacionales han participado en toda la historia desde la época antes citada, en su momento nos calificaban con la famosa Certificación, luego el apoyo con sus Agencias de combate al Narcotráfico, en fin, de todo han sido los esfuerzos, con los que se quiere erradicar este terrible mal de los tiempos modernos.
La posición geográfica que México tiene, es de suma importancia para el Tráfico de la Cocaína, la época de crecimiento de los años 80’s, los Cárteles de la Droga en México, representados en su gran mayoría por la alianza denominada la Federación, aglutinaba al de Sinaloa, el de Tijuana, el de Juarez y, en su momento el del Golfo que solo fue fugas en esos acuerdos, pero todo esto que, así como, trajo economía, también trajo dolor y muerte, los acuerdos se respetaban pero cuando el negocio exigía la traición las muertes aparecían, hoy no es la excepción, el baño de sangre continua, con la diferencia que se ha convertido en hechos exponenciales de violencia, donde no solo es lo que llaman muertes entre rivales, sino también, afectan a la población civil, los cuerpos policiales que no cuentan con la infraestructura y capacidades de combate que los criminales, se ven rebasados y pagan con su vida en muchos casos, en una palabra no hay control.
La intervención de las Fuerzas Armadas, ha cursado con inconsistencias, que han ido desde su marco Jurídico de actuación, hasta una insipiente forma de participación, la fórmula perfecta no se ha encontrado, la Seguridad y la Justicia son entidades débiles, más aún, donde existen extenuaciones económicas, la falta de organización del Estado para dar un golpe de timón, en donde la fuerza se note, y no sea, en forma contraria por los criminales, causa que se apoderen de los aparatos de Seguridad, con la consabida corrupción, luego entonces se consolida el Crimen Organizado, como lo observamos en diversas Regiones de México, causando el efecto de un Estado Narco, donde domina el terror en la ausencia del Poder del Estado Mexicano.
Desconocer que existen ejemplos patentes como lo es recientemente en Guerrero, que los criminales causaron el desabasto de pollo, pues es sabido, que fue por el famoso cobro de piso, ¿quién en el análisis de fondo?, observa estos efectos en la Sociedad, el Ejército lo que vemos, es la presencia con la Guardia Nacional, ¿pero que se hace?, para contrarrestar las causas, donde empieza la prevención del delito, donde existe la recuperación de los territorios en conflicto, donde hay programas de salud pública para abatir las adicciones, en fin es un trabajo multilateral con efectos transversales, el uso de la fuerza y el poder económico son causales que muchas veces la criminalidad pareciera que derrota al Estado, pero la gran mayoría es por tener una organización del combate, con limitantes del concepto de mando militar, que todo pasa con autorización en forma lineal, dejando la oportunidad como factor sorpresa, sin el efecto que daría resultados favorables o, más evidente ante una sociedad que en la práctica no le ve, luz a la interminable violencia.
El aumento del crimen no es un tema que por sí solo crezca, es acompañado por el tráfico y sobre todo el consumo, los discursos en las mañanera solo hablan de programas de atender las causas, pero no se habla de cuales, las de salud están abandonadas, las áreas de la Salud Pública son insuficientes para los males naturales, por lo que estos males del consumo de las drogas están abandonados, convirtiendo nuestros males sociales en círculos viciosos que hacen más difíciles de atender con prontitud y eficiencia, causando el interminable efecto de mayor número de enfermos por efectos de las drogas y, en muchos casos muertes que nadie ve, en definitiva, puede inferirse que la creación y fortalecimiento del Crimen Organizado, no solo atenta contra la Seguridad, afecta también la Economía destinada a la Salud Pública, donde existen enfermedades crónicas que lastiman a muchos mexicanos y que es difícil de atenderlos,
a pesar que el problema del Narcotráfico de los Cárteles Mexicanos, es un asunto doméstico, se debe de observar que países como Norteamérica y el Continente europeo y asiático, proveen de los precursores para las drogas sintéticas hoy tan de moda y, nuestro vecino, de las armas que tanto daño nos hacen, así el crecimiento de enfermos por drogas irá en aumento.
El mercado de la Cocaína, tiene al continente americano, entrelazado en una cadena de dolor y muerte en sus multifactoriales efectos, desde los esclavos de la droga, así como también las luchas por los territorios y la venta, a ello hay que agregar los delitos conexos, esos que han aterrorizado al ciudadano, al empresario, al comerciante y hoy hasta los ministros de culto de las diversas religiones, en fin nadie se salva, pero las Políticas Públicas no analizan estos efectos descritos en esta columna, solo nos dan muestras de desfiles de poder de fuego, sin efecto alguno.
Tres graves daños se generan, en primer lugar, el efecto económico del Estado se ve deteriorado por la imagen de falta de Seguridad para la inversión; en segundo lugar, la credibilidad ante la sociedad por los efectos de una corrupción de los cuerpos policiales y en los aparatos judiciales, así como la falta de acción ante los criminales da un resultado negativo ante sus gobernados y, la falta de garantías en aquellas poblaciones que están en constante combate de las rivalidades de los Cárteles; y por último, la Seguridad se vuelve el reto más importante del Estado Mexicano, pues pierde credibilidad ante la Sociedad y los discursos son estériles, aunque tengan una gran carga de homilía papal, pues el incremento de la criminalidad dice lo contrario, con lo que se patentiza que “El Crimen Organizado es una Amenaza Latente”.
“Una vez que se ha empezado a conocer, es imposible no caer rendido ante la idea de ver las cosas tal como son”. (Platón)
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