Puebla se llena de muertos.

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Hoy por la mañana los noticieros poblanos han reportado el hallazgo de cuatro personas ejecutadas dentro de un auto en la junta auxiliar San Aparicio.

Uno más resultó herido y fue llevado al hospital.

Los vecinos dicen que por la madrugada se escuchó una persecución y después varios disparos.

En una ciudad en la que sucede de todo: Cuerpos ardiendo en cajuelas, cuerpos desmembrados y metidos en bolsas de plástico. Cadáveres con las manos atadas con cables, cadáveres acribillados o con cortes en el cuello. Homicidios dobles y triples; Aunque no deja de horrorizar, esto ya no sorprende.

La ciudad de Puebla ha ido escalando hechos violentos a cualquier hora del día.

El rosario de muertes violentas es impresionante.

Solo el alcalde Rivera Pérez tiene otros datos y los últimos días se ha dedicado a presumir una Puebla que contrasta con la realidad: Promueve carreras deportivas, dulces típicos y los logros alcanzados en los 500 días de gobierno.

La gente ha dejado de creer en la autoridad y es que mientras la lucha entre los cárteles se recrudece, la policía municipal termina vendiéndose al mejor postor.

Me dicen que todos los días hay reuniones de seguridad, pero los poblanos nos preguntamos para qué. Claro, toman café, desayunan y quizás hacen cuentas de las cuotas.

En las próximas horas escucharemos discursos: ‘vamos a combatir el crimen’.

Pero la seguridad no es un asunto de discursos.

No en este país y tampoco en esta ciudad, que ha soportado tanta podredumbre e impunidad.

A veces solo queda decir: ¡sálvese quien pueda!

 

 

Mi cuenta en tuiter: @adangio