La ejecución de Cecilia Monzón muestra el horror que se vive en este estado.
Un par de hombres ejecutó a la abogada poblana en la calle conocida como Camino Real.
Fueron más de 16 disparos.
Las teorías sobre su muerte se han dejado venir en grupos de WhatsApp
Hay quienes tocan con autoridad moral su vida personal.
Hay quienes buscan llevar agua su molino señalando probables responsables de su muerte, de manera conveniente
Otros analizan el perfil de sus enemigos políticos.
Lo cierto es que una vez más el crimen demuestra lo fácil que es matar a alguien.
¿Qué sigue?
Las condolencias de la clase política
La indignación de las redes sociales.
Bla bla bla…
El asesinato de Cecilia se suma al clima de violencia que hay en Puebla
A la muerte de un bebé que fue hallado muerto en el CERESO
A la ejecución de nueve personas en Atlixco
A la emboscada en donde perdió la vida el jefe de la policía en Acatlán
A cabezas rodando en los mercados
A embolsados
A desaparecidas
A más de 31 feminicidios
A una ejecución por parte de la policía estatal a tres personas en Coyomeapan.
No es la primera ocasión que esto sucede y temo que tampoco será la última.
En el 2018 en huauchinango, Juanita Maldonado, una candidata a diputada fue emboscada y asesinada a tiros.
La tragedia de Martha Erika Alonso al derrumbarse su helicóptero en extrañas circunstancias, pinta más a un crimen que a un accidente.
La muerte de Cecilia monzón levanta ampula porque es el feminicidio número 32 en un estado en dónde el crimen organizado gobierna con la complacencia de las autoridades.
A la Puebla del horror, ahora se agrega la muerte de Cecilia y una serie de preguntas hundidas en la nada. Y como siempre, la promesa de que no habrá impunidad: Pero en Puebla como en México nunca hay responsables.
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