“Cuando un periodista trabaja para el Estado, deja de ser periodista”
Miguel Ángel Bastenier
Las campañas políticas han ocupado la mayor parte de los medios, las redes sociales y los medios de comunicación llenan sus sitios con todas las actividades políticas de los candidatos.
Lo mismo aparecen volanteando, bailando, comiendo, abrazando a un ciudadano o en una entrevista a modo en la radio o tv.
Pero la prensa se ha olvidado de su principal función y ha hiperpolitizado las campañas; Muchas porras, muchos ataques y pocos ejercen el oficio sin vulgaridad.
La prensa ve en los candidatos el tema central de lo que sucede en la sociedad como si no hubiera otros hechos importantes.
En los últimos días casos como el del Diputado Saul Huerta, el reparto de utilidades de los trabajadores de la VW, la desaparición de dos mujeres: Karina de 27 en Tecamachalco y Silvia de 27 en Santa Isabel Cholula, se han ido perdiendo.
En el momento en que los medios no informan lo que sucede alrededor y buscan adeptos a sus intereses, dejan de informar y se convierten en voceros.
Existen directores de medios que dan la orden a sus reporteros de ir a cazar y buscar el error del enemigo de sus intereses.
Buscan el botón mal pegado, la forma incorrecta de agarrar un taco o si usan jafra y no avon.
De esa manera nutren su medio y sus redes de discriminación y odio.
Lo ideal es contextualizar e informar y ejercer el oficio sin mediocridad.
En épocas de contiendas electorales como la que vivimos, el equilibrio informativo, la contextualización y la distinción entre lo noticioso y editorial son claves para la cobertura periodística.
El periodismo debe entender que el oficio no da para ser sacerdotes, ni mesías, ni defensores de gobiernos y mucho menos asumir poses de líderes de opinión. Y es que la vocería y el activismo matan al periodismo.
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