El gobernador Barbosa está enojado. A pesar de que en su mañanera del viernes aconsejó: “Este fin de semana olviden el cubrebocas y bésense con locura”, minutos antes ya había mostrado algo de hígado, al hacer un llamado al exgobernador Bartlett de no interferir en la vida política de Puebla.
Mostró molestia a la posible llegada de Paco Ramos y Rodrigo Abdala a las delegaciones federales de gobernación y bienestar, a quienes llamó: fracasados e inútiles.
Quizás haya verdades en sus dichos, pero su belicosidad abre un frente sin retorno en Palacio Nacional, en donde sus declaraciones son tomadas como un intento desesperado porque no ha podido construir los puentes que le permitan manejar su sucesión con un candidato propio desde MORENA.
La molestia avanza, cuando se percata de que poco a poco su voz se diluye en Palacio Nacional al ser un gobernador que no tiene peso en el primer círculo del presidente López Obrador. Contadas son las visitas de los secretarios de estado a Puebla y existen pocos o quizás ningún proyecto en coordinación con la federación.
Las fichas informativas que tiene AMLO sobre el gobernador dicen que, el Panista-yunquista: Eduardo Rivera, alcalde de la capital, será su plan alterno en caso de no tener un candidato propio o al menos consensuado con él.
Tal como sucedió en las elecciones intermedias del 2021, en donde a pesar de todos los esfuerzos por imponer a Gabriel Biestro como candidato a la presidencia municipal de la capital de Puebla, al final: no tuvo voto, no tuvo veto y su voz no tuvo peso.
Su reacción consistió en el uso del aparato estatal para hacer ganar a Rivera Pérez.
Barbosa ha dicho que la decisión del candidato de MORENA deberá surgir de tres personajes: El presidente, el candidato a la presidencia y él.
¿Pero le pedirán su opinión cuando ha decidido enfrentar al secretario de gobernación federal, Adán Augusto y al director de la CFE, Manuel Bartlett -exgobernador- ?
Las señales de Palacio Nacional son claras, el candidato lo elegirán ellos.
La estructura que respaldará al candidato que designen será cubierta por:
1: La marca AMLO
2: La Marca MORENA
3: Los programas sociales
4: Los enemigos que el gobernador ha sembrado a su paso., que no son pocos, ni desconocedores de las cañerías del sistema.
Pero el gobernador tiene otros datos y tiene su estilo personal. Está convencido de que confrontar y descalificar, lo llevarán a ser el conductor de su sucesión en MORENA, aunque es una estrategia de muy alto riesgo. Pues la polarización pocas veces conduce a buenos sitios.
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