Las bases para iniciar una cacería electoral sobre el alcalde poblano, Eduardo Rivera, están sentadas, en los últimos días ha cometido errores que en el futuro le pueden explotar. Por hoy, lleva los señalamientos del gobernador Luis Miguel Barbosa por haber incurrido en actos anticipados de campaña y una denuncia por parte de la dirigencia que encabeza Olga Romero Y Agustín Guerrero, no tarda en llegar.
El gobernador y su partido acusan que el cuatro de septiembre en el Salón Tres Marías, Marko Cortés, mandó a caminar a su gallo para generar simpatías electorales.
El alcalde se envalentonó y retó a la dirigente de MORENA a presentar la denuncia ante las instancias legales: “que la presente pronto y bien”, señaló.
En esta era ya nada es sorpresa. La ley siempre es la gran ausente en la cabeza de quienes quieren más y a cualquier costo. El cinismo político para usar los recursos institucionales atropella cualquier norma, ya sea: política, ética, moral y sobre todo jurídica.
Al alcalde parece no preocuparle la situación.
Quizás cree que un arreglo lo puede eximir como en el pasado, cuando el entonces gobernador Moreno Valle, estaba a punto de inhabilitarlo desde el Congreso del estado por doce años, por deficiencias en su administración municipal por 290 millones de pesos.
En ese entonces, muchos de sus verdugos en el congreso, hoy están al lado de él gobernando. Pera esa es otra historia.
El Siete de septiembre a las 7:52 pm en la cuenta de tuiter de Eduardo Rivera se publicó lo siguiente:
“Agradezco a los empresarios de la vivienda la reunión en la Ciudad de México y su apertura para hablar sobre las oportunidades que hay en la ciudad para invertir en este sector.
Vamos juntos por más y mejor vivienda, derrama económica y empleo en beneficio de los poblanos.”
La frase “vamos juntos por más y mejor vivienda, derrama económica y empleo en beneficio de los poblanos”, cobra relevancia, porque para los estudiosos del derecho electoral, en el tuit habla de los poblanos, habla del estado, se utilizan recursos municipales con la finalidad de generar simpatías hacia alguien que su presidente de partido le ha dicho que salga a buscar lo suyo y además lo hace en día y hora hábil.
Eduardo Rivera no debería confiar tanto en su suerte. Si algo debiera recordar es que está no es eterna y comenzar a verse en los espejos del ex gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ‘El Bronco’, quien fue detenido por hechos relacionados la recolección de firmas para su candidatura presidencial, en 2018.
O en el de Myriam Arabián, su hoy secretaria de medio ambiente, que, siendo secretaria de desarrollo social en el Morenovallismo, enfrentó una denuncia ante la FEPADE por haber entregado un litro de leche a cambio de la promesa del voto, al final resultó inocente y exonerada.
La carrera a la gubernatura estará llena de lodo, de copro, de fuego amigo y enemigo.
El gobernador está viendo cómo van cayendo sus adversarios políticos. En este sentido, Eduardo Rivera no debe estar tranquilo. Si bien no es su enmeigo, tampoco es su amigo.
Su cola es larga y las auditorias comienzan a ser más frecuentes y escrupulosas.
Mi cuenta en tuiter: @adangio