“Pirotecnia Sostenible: De la Tradición en México a la Innovación en Disneyland”

Por: Rocío Rios

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Pirotecnia en Evolución: Un Viaje de Tradición y Tecnología para un Futuro Sostenible

Recientemente, al disfrutar de los espectáculos de fuegos artificiales en Disneyland, me sorprendió la ausencia del olor a pólvora que tan familiar me resulta en las festividades mexicanas. Esto me llevó a investigar la composición y los impactos ambientales de los fuegos artificiales, descubriendo un contraste significativo entre las prácticas tradicionales y las innovaciones actuales en pirotecnia.

Los fuegos artificiales, que datan de la antigua China y se difundieron por todo el mundo, son un elemento central en las celebraciones mexicanas, desde festividades religiosas hasta conmemoraciones cívicas. Su atractivo visual y sonoro es innegable, pero su impacto ambiental es igualmente significativo. Compuestos por una mezcla de oxidantes, propelentes, combustibles y colorantes, estos dispositivos emiten una variedad de contaminantes, como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión, al ser detonados. Además, los metales utilizados para crear sus brillantes colores, como el bario, el estroncio y el cobre, liberan aerosoles tóxicos que pueden contaminar el aire, el agua y el suelo, con riesgos para la salud humana y el medio ambiente.

En México, la pirotecnia es tanto una tradición artesanal como una industria vital, especialmente en Tultepec, Estado de México, conocido como la “capital de la pirotecnia”. Sin embargo, esta actividad tiene una cara oscura: es peligrosa y altamente contaminante. Ante esta realidad, surge la necesidad de innovar para minimizar los efectos negativos sin perder la magia de los fuegos artificiales.

Alán Casas Mendoza, un estudiante del doctorado en Tecnología Avanzada del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ha asumido este desafío. Originario de Tultepec y testigo de un accidente pirotécnico que afectó a su padre, Casas Mendoza se ha dedicado a desarrollar materiales más seguros y ecológicos. Su investigación se centra en combustibles cero carbono con nanopartículas metálicas, que mejoran la combustión y reducen las emisiones contaminantes. Estos materiales, conocidos como “flamafría”, no solo son más seguros de manipular, sino que también suprimen la típica nube de humo que acompaña a los fuegos artificiales.

Además, Casas Mendoza ha explorado el uso de la glicerina y el glicerol, derivados del biodiésel, como agentes químicos “verdes”. Estos compuestos son menos tóxicos y más seguros para el ambiente, ofreciendo una alternativa sostenible a los agentes reductores corrosivos tradicionalmente utilizados.

Gracias a estas innovaciones, la pirotecnia podría experimentar una transformación significativa, preservando su lugar en la cultura mexicana mientras reduce su impacto ambiental y mejora la seguridad de quienes la manipulan. La evolución de los fuegos artificiales es un recordatorio de que la tradición y la tecnología pueden coexistir, abriendo el camino hacia un futuro más sostenible y responsable.

Disneyland, conocido por sus espectaculares shows nocturnos, enfrentó un desafío en la década de los 90: la contaminación causada por sus fuegos artificiales. Con el uso anual de aproximadamente 40,000 kilos de pirotecnia, la cantidad de contaminantes liberados a la atmósfera se volvió una preocupación, especialmente para los residentes de Anaheim, California, quienes empezaron a quejarse del impacto ambiental de estos espectáculos.

Ante esta situación, Disneyland tomó una medida innovadora al contactar al Laboratorio Nacional de Los Álamos (LANL) para desarrollar una alternativa más respetuosa con el medio ambiente. El resultado fue una revolucionaria técnica que sustituye el carbono de la pólvora negra tradicional por nitrógeno, específicamente utilizando nitrocelulosa, un compuesto abundante y de bajo costo. Este cambio permitió que los fuegos artificiales emitieran hidrógeno, nitrógeno y dióxido de carbono, en lugar de humo y perclorato, reduciendo significativamente la contaminación. Además, como el aire que respiramos ya contiene un 78% de nitrógeno, esta alternativa se considera increíblemente limpia. También se logró reducir en un 90% el contenido de metales en los fuegos artificiales, ya que solo se necesitaba una pequeña cantidad de sales metálicas para producir los colores brillantes.

En 2004, Disney dio otro paso adelante al desarrollar un sistema patentado de lanzamiento sin humo. Este sistema utiliza aire comprimido para impulsar los fuegos artificiales hacia el cielo, eliminando por completo la necesidad de utilizar pólvora negra. Además, la implementación de lanzamientos aéreos sincronizados a través de nuevas conexiones informáticas permitió espectáculos aún más precisos y espectaculares, mejorando la experiencia para los visitantes mientras se reducía el impacto ambiental.

La pirotecnia convencional ha demostrado causar picos significativos de contaminación en las ciudades, lo que subraya la necesidad de opciones más sostenibles. Disneyland se ha convertido en un ejemplo de que la pirotecnia ecológica es posible, con el tiempo, esfuerzo e inversión adecuados. Sin embargo, los fuegos artificiales de nitrocelulosa aún no son rentables en comparación con los productos comerciales, la mayoría de los cuales se importan de China, donde se producen con materiales económicos y mano de obra barata.

Para un futuro más limpio, brillante y colorido, es fundamental que los consumidores demanden alternativas ecológicas y que haya regulaciones que las promuevan. Disneyland ha demostrado que el cambio es posible y ha sentado las bases para que la industria de la pirotecnia evolucione hacia un modelo más sostenible.